La clase obrera mexicana bajo el gobierno nacionalista de Morena

En 2021, el sueldo promedio de la clase obrera mexicana ha sido de 6. 304 pesos mexicanos por mes. El salario mínimo a partir de 2022 pasa a ser de 172 pesos diarios, lo cual implica 5.160 al mes. Para cubrir necesidades básicas (vestido, comida, medicamentos) de una familia de cuatro personas son necesarios 19.000 pesos. El salario promedio en el México de López Obrador (AMLO) es apenas un 33% de la canasta básica. El umbral de la pobreza en materia salarial está en 7.050 pesos.

En 2021 ha habido una leve reducción de la desocupación, pasando al 4,2%. De acuerdo con los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, sobre 52.200.000 trabajadores ocupados existen 31 millones en condiciones de informalidad, lo cual conlleva a la precariedad laboral y salarios por debajo de la canasta familiar. Es que, en 2021, sobre 10.500.000 trabajadores que obtuvieron trabajo, 8.200.000 lo hicieron en la informalidad: el 78%. Cabe señalar que la tercerización laboral (outsourcing) en México, previa al gobierno de AMLO, ha sido suprimida por éste, para ser sustituida por otro régimen de tercerización llamado “subcontratación de servicios especializados”, que mantiene el empleo precario. Para ilustrar cómo actúan las patronales mencionaremos que entre noviembre y diciembre de 2020 se perdieron 277.820 puestos de trabajo (68,8% en planta permanente) siendo reincorporados en enero solo 86.575, pero afectados en sus condiciones laborales, de seguridad social y vivienda.

Las centrales obreras, absolutamente ligadas al Estado y a los partidos del régimen (Morena, PRI, PAN), llamadas centrales charras, han actuado de un modo sistemático, dando la espalda a las reivindicaciones obreras. AMLO ha anunciado la “democratización” de los sindicatos sobre la base de la modificación de los estatutos y la realización de elecciones. Estamos frente a la tentativa de “reciclar” un aparato absolutamente desprestigiado en la base de los trabajadores -y preservar, por esta vía, la tutela y la regimentación del Estado sobre las organizaciones obreras. El desaliento sufrido por la clase obrera de la nación azteca debido a las continuas traiciones de la burocracia sindical ha hecho desertar a la gran masa del proletariado de sus organizaciones sindicales anquilosadas, con dirigentes enriquecidos y atados al Estado capitalista. Solo el 5% de los trabajadores están afiliados a los sindicatos. AMLO, aunque critica demagógicamente a esta dirigencia, se vale de ella para frenar las huelgas.

López Obrador se ha jactado -en una de sus Mañaneras- que solo ha habido veinte huelgas, entre ellas la de Notimex y la de los municipales de la ciudad de México. Estas declaraciones sobre la escasez de huelgas pretenden ocultar los movimientos de lucha que han tenido lugar fuera de la órbita de la burocracia sindical charra. En diciembre de 2021, los trabajadores de limpieza de Toluca tomaron los edificios públicos dirigidos por la sección local del Sindicato de Trabajadores de los Poderes del Estado; en Hidalgo, los trabajadores de la educación suspendieron las actividades por falta del pago de aguinaldo no bien comenzó 2022, organizados en el SNTE. No olvidar a los miles de obreros tercerizados de la refinería Dos Bocas de Pemex, que en 2021 organizaron una protesta por sus condiciones laborales y salarios contra la política de AMLO y otras. Con una inflación del 6% y salarios que no alcanzan a cubrir la canasta básica, la precariedad laboral es un estigma para millones de trabajadores. La lucha por un salario mínimo de 19.000 pesos actualizados según el costo de vida, la prohibición de despidos, la supresión de la tercerización laboral, el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, requieren poner en pie un movimiento sindical independiente del Estado, los partidos patronales y los gobiernos de turno. Es necesario abrir un debate en la vanguardia, que ha estado a la cabeza de los movimientos de lucha mencionados sobre esta imperiosa necesidad, de articular una coordinación y accionar común de las organizaciones que han impulsado estas luchas y poner en pie al movimiento obrero sobre bases clasistas, expulsando a la burocracia sindical. Es necesario defender la independencia política de los trabajadores en el plano sindical y también en el plano político y abrir paso a la construcción de un partido obrero revolucionario y socialista que supere el principal obstáculo que tiene la clase obrera mexicana: el nacionalismo de contenido burgués encarnado en Morena.