La crisis capitalista recién empieza

Los gobiernos capitalistas y los especuladores financieros han lanzado una “cortina de humo”.


Para “mantener la confianza”, Henry Paulson, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, dijo que “esto llevará algún tiempo, pero la liquidez retornará a la normalidad” (Clarín iEco, 21/8). Según Rodrigo Rato, director del FMI, “la economía mundial mantiene una marcha buena y firme, aunque algunos países emergentes podrán sentir en mayor o menor grado los coletazos” (ídem). También aquí, Miguel Peirano, ministro de Economía, o el propio presidente Néstor Kirchner aducen que el superávit fiscal y las reservas del Banco Central (40 mil millones de dólares, que se reducen a la mitad porque 20 mil millones están hipotecados en Letras del Banco Central) podrán mantener a salvo los negocios capitalistas en nuestro país.


Para La Nación (23/8) “los inversores se mostraron dispuestos a reingresar dólares en la Argentina para comprar deuda en pesos”.


La realidad es otra. Los bancos centrales de todo el mundo (Estados Unidos, Europa, Japón, Australia, que representan el 80% de la economía mundial) hicieron una descomunal inyección de dinero para mantener en pie a los bancos y fondos de sus países, pero aún así no pudieron evitar quiebras, “corralitos” y cesaciones de pagos en cadena de todas las entidades financieras. Los partidarios del laissez faire (los liberales) son los primeros en acudir a la intervención estatal.


El economista Ricardo Arriazu señaló que: “La inyección coordinada de miles de millones de dólares por parte de los principales bancos centrales busca evitar una crisis semejante a la de 1929” (Clarín iEco, 19/8). El solo hecho de que un regulacionista de derecha, como Arriazu, haga semejante declaración nos ilustra la magnitud de la crisis en curso.


Empero, la inyección diaria de liquidez en concepto de “préstamos” (redescuentos) impagables en el corto, mediano y largo plazo por parte del conjunto de la banca central internacional, no alcanzó. Marcelo Bonelli anticipó que: “En la Casa Rosada (…) se admite que uno de los principales bancos de Europa tiene serios problemas de insolvencia, que de no controlarse generarían otro profundo temblor financiero internacional” (Clarín, 24/8).


El principio de un escenario internacional de bancarrota


“John Challenger, director ejecutivo de Challenger, Gray & Christmas, una empresa que monitorea el mercado laboral, señaló que desde el viernes se registran 11.000 despidos en financieras afectadas por la crisis del sector” (La Nación, 23/8).


La compañía First Magnus Financial, la segunda mayor empresa dedicada a los negocios hipotecarios de Estados Unidos, se declaró en bancarrota (El País, Madrid, 22/8). First Magnus Financial ya había despedido a 6.000 trabajadores la semana pasada y había cerrado 300 oficinas. Se estima que la compañía dejará una deuda de 813 millones de dólares. “Con ella ya son más de 90 las entidades afectadas en Estados Unidos por la crisis crediticia. Ayer mismo, Capital One anunciaba el cierre de su filial hipotecaria GreenPoint” (ídem).


La semana anterior, la firma estadounidense Accredited Home Lenders anunció que reducirá más del 60% de su personal. También, el banco HSBC de EEUU informó que cerrará oficinas en Indiana y despedirá a 600 trabajadores. Asimismo, la prestamista Delta Financial Corp. “recortará” unos 300 empleos, el 20% de su personal.


En cuanto a las personas que se endeudaron con hipotecas, el panorama es más que negro. Los embargos de inmuebles a “compradores insolventes” casi se duplicaron en julio en Estados Unidos, alcanzando un total de 179.599. “Estas cifras muestran un aumento del 93 por ciento con relación a julio de 2006 y de 9 por ciento con respecto a junio” (El Nuevo Herald, 22/8). Con respecto de esto, se estima que en pocas semanas se habrán iniciado dos millones de juicios de viviendas.


La “insolvencia” está a la orden del día entre la población: para quienes tomaron préstamos hipotecarios de alto riesgo en EEUU (principalmente entre 2004 y 2006), la variación de las tasas de interés produjo que las cuotas de los créditos crecieran de 400 a más de 1.500 dólares (ídem). A modo de comparación, el mismo mecanismo disparó las cuotas de las deudas en toda Europa; en España, el costo de las hipotecas subió 62% en los dos últimos años (Diario Cinco Días, 23/8). En ese sentido, ya se han alcanzado “cifras récord” en cuanto al nivel de ingresos que las familias dedican a pagar la hipoteca, de hasta el 40% (El País, Madrid, 23/8).


En lo inmediato, la situación se agravaría aún más ya que muchos bancos europeos invirtieron en las financieras de alto riesgo. El caso más alarmante es el de algunos bancos alemanes.


Esta disminución del crédito y la crisis habitacional son la punta del iceberg de una crisis de mayor envergadura que involucra a empresas constructoras y proveedoras de materias primas e industriales.


Argentina


La huida de capitales para cubrir pérdidas en el mercado financiero internacional, anuncian un futuro turbio para la política K de producción barata, salarios bajos y exportación con precios récord. El 17 de agosto, un día después del “jueves negro”, se produjo una fuerte caída de los precios de la soja y el trigo. La baja se midió entre 7 y 10 dólares la tonelada.


“Los fondos especulativos, que habían invertido en los mercados de futuros agropecuarios, se desprendieron rápidamente de esas posiciones para hacerse de liquidez para cubrir pérdidas o garantías dadas en activos financieros” (La Nación, 17/8).


Ya hay una retracción en el mercado inmobiliario y en la construcción. Un empresario del rubro señaló en Clarín que “Ahora, sólo tenemos el comprador genuino” (Clarín, 19/8). Clara explicación de la huida de fondos especulativos de compra-venta.


Asimismo, se encareció el costo de la deuda. La cuenta de intereses no para de crecer y hay serios riesgos de que, en este nuevo escenario internacional, la Argentina no pueda refinanciar la deuda que vence en 2008.


Socialismo o barbarie


La acción política está a la orden del día. Los Estados capitalistas ya empezaron a cargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores norteamericanos, y pronto lo intentarán hacer sobre el conjunto de la clase obrera mundial.


Más que nunca está a la orden del día la necesidad histórica de refundar la IV Internacional. ¡Socialismo o barbarie!