La crisis económica llegó a Internet

En el juicio ‘antitrust’ que el gobierno norteamericano inició contra Microsoft, el gigante de la informática, se han presentado “pruebas abrumadoras”(Time, 30/11) de que la empresa ha tenido un comportamiento monopólico. Las evidencias, informa The Wall Street Journal (19/11) son “irrefutables” e”incluso los expertos que antes eran escépticos están empezando a pensar que el gobierno puede ganar” (ídem). Esta presunción ha sido reforzada por la derrota de Microsoft en otro juicio de envergadura, entablado por su competidor Sun, acerca del uso del ‘lenguaje de programación’ Java.


Lo que no está claro, sin embargo, es qué consecuencias arrojará el juicio. La mayoría de los expertos descarta que Microsoft sea dividida como lo fuera la petrolera Standard Oil o la telefónica Bell en otros sonados ‘juicios antitrust’ en el pasado. Microsoft dejó trascender que, en ese caso, emigraría a Canadá.


Las alternativas que se barajan son diversas. Desde una simple ‘amonestación’ hasta la obligación de romper los contratos de exclusividad con fabricantes de computadoras y software; la obligación de ‘desatar los paquetes’ en los que se venden, en conjunto, el programa operativo, las aplicaciones (procesador de textos, planillas de cálculos, bases de datos) y el ‘navegador’ de Internet; o, finalmente, la obligación de dar a publicidad los ‘códigos base’ deWindows, para que otras empresas puedan diseñar sus propias aplicaciones compatibles con ese sistema operativo. En cualquiera de estos casos, aunque la actual dominación de Microsoft sobre los programas operativos y aplicaciones de las PC de escritorio “no estaría en cuestión” (Folha de Sao Paulo, 29/11), se pondría un límite a sus posibilidades de monopolizar la Internet.


Lo que está en juego en el juicio, en consecuencia, es el dominio de la red que enlaza a las computadoras en todo el mundo y que se está convirtiendo, aceleradamente, en una enorme red comercial y, de un modo más general, “el destino de toda la industria informática norteamericana” (The Wall Street Journal, 19/11). La disputa le plantea una crisis política al gobierno, como hace notar The Wall Street Journal (ídem).


Clinton, hasta el momento, ha guardado silencio frente al juicio y sobre qué hacer con Microsoft. Esto porque “cualquier posición que asuma le causará problemas a Gore (su vicepresidente, próximo candidato presidencial demócrata y representante del ‘lobby informático’ en el actual gobierno). En un momento en que está buscando conseguir apoyo y dinero en una comunidad de negocios escéptica, le producirá daños ser visto buscando hacer pedazos a la más exitosa corporación norteamericana. Pero, al mismo tiempo, el grupo de empresarios de la informática que lo rodea —de hecho, su gabinete de confianza— incluye alguno de los más ardientes críticos de Microsoft” (ídem). Por eso, Clinton y Gore “no podrán”guardar silencio (ídem). “Si se hacen los desentendidos, advierte The Wall Street Journal, sus palabras no valdrán mucho” (ídem). Para el diario de los especuladores norteamericanos, la suerte de la candidatura demócrata en las próximas elecciones podría decidirse en el ‘caso Microsoft’.


 


Alianza anti-Microsoft


En los últimos días, sin embargo, las informaciones del juicio han sido desplazadas por “una noticia que shockeó a la industria informática” (The Wall Street Journal, 30/11): el anuncio de la compra de Netscape (el competidor directo de Microsoft en la venta de programas de ‘navegación’ por Internet) por America On Line, el principal proveedor norteamericano de acceso a Internet y una de las principales ‘páginas’ de ventas y productos en la red, competidor directo de Microsoft en estos campos. El acuerdo incluye a otro enemigo de Microsoft, Sun, que recibirá de AOL la tecnología y los programas de Netscape para expandir la difusión de su ‘lenguaje’ Java.


Esta alianza es un competidor formidable para Microsoft: “ya no será una guerra entre David y Goliat sino una gran batalla entre Goliat y Goliat”(ídem, 30/11). Mediante el acuerdo, AOL extenderá su dominio comercial sobre Internet, agregando a sus actuales 15 millones de usuarios (fundamentalmente hogareños) los varios millones de usuarios empresarios de la ‘página’ comercial de Netscape. Con esto, hará casi imbatible el único monopolio que, hasta ahora, “Microsoft no pudo quebrar” (ídem, 2/12). Al mismo tiempo, los grandes beneficios de AOL permitirán actualizar tecnológicamente el ‘navegador’ Netscape para competir con el de Microsoft.


Con todo, la principal amenaza que plantea esta alianza para Microsoft radica en otra parte. AOL no es una empresa de informática sino de venta de servicios en red; a diferencia de Microsoft no está ‘atada’ a las computadoras sino que sus negocios van mucho más allá: a la TV digital y, sobre todo, al desarrollo de otros aparatos (televisión, agendas de bolsillo, computadoras de mano) que puedan conectarse a Internet de manera más sencilla, directa y barata y, sobre todo, sin pasar por el sistema operativo de Microsoft. La batalla que se plantea entre Microsoft y AOL “no es por el mercado de los‘navegadores’ sino por la manera en que la gente y las empresas se conectan a Internet y cómo hacen negocios en ella (…) El cambio de la industria del software, de la fabricación de programas para computadoras al de programas para ‘servers’ que permitan correr aplicaciones sobre Internet para toda clase de aparatos digitales, con tecnología Java, aparece como una amenaza creíble para Microsoft” (ídem, 19/11).


Claro que todo esto no puede ocultar el hecho de que Netscape ha desaparecido del mapa: los más de 4.000 millones que pagó AOL por la empresa representan una “estrategia de salida” para sus inversores, que han decidido vender antes que la empresa termine quebrada (ídem, 30/11).


 


La pelea de fondo


La alianza AOL-Netscape-Sun, sin embargo, parece ser apenas un acuerdo transitorio y provisional en el camino hacia una mayor monopolización de la Internet y de la industria informática: uno de los grandes ‘pesos pesados’ del capitalismo norteamericano —la IBM— ha entrado en la batalla.


Hasta mediados de los ‘80, IBM se había especializado en la fabricación de computadoras. Cuando quiso entrar en el mercado de los sistemas operativos de PC, fracasó porque Microsoft le impuso a los fabricantes y a las empresas de programación contratos de exclusividad para el uso de su sistema operativo. Pero el desarrollo del ‘lenguaje’ Java cambió las cosas e IBM vuelve a la carga.


IBM es el principal impulsor de la utilización del Java como alternativa a la dominación de Microsoft. Como hace notar un experto, la Sun no tiene la suficiente potencia financiera para convertir, por sí misma, al ‘lenguaje’ que desarrolló en una amenaza para Microsoft; sólo el respaldo de la IBM —que tiene un tamaño diez veces superior a Microsoft— ha llevado al Java al lugar que ocupa en la actualidad (ídem, 19/11). Al mismo tiempo, como reconoció el propio Bill Gates en una comunicación interna que se hizo pública durante el juicio, “(Microsoft) podría poner rápidamente en su lugar los intentos de IBM por entrar en la industria del software si no fuera por el Java” (ídem).


“IBM aparece cada vez más claramente como el pivot de la alianza anti-Microsoft” (ídem), que incluye a casi toda la industria de programación. En particular, esta ‘alianza’ está a la cabeza en el desarrollo de aparatos digitales para el ingreso en la red. Más aún, la ‘liga anti-Microsoft’ parece haber ganado un aliado de peso con Intel, el fabricante de ‘chips’ de computadoras, cuya histórica alianza con la empresa de Bill Gates entró en crisis, como consecuencia de los contratos que Microsoft estableció con otros fabricantes (Folha de Sao Paulo, 28/11).


Se trata, sin embargo, de una “alianza frágil y díscola” (The Wall Street Journal, 19/11), porque cada uno de sus integrantes es, a su vez, competidor de los restantes. Esto plantea, a término, la absorción de los más débiles por el más fuerte, es decir por IBM. Esta perspectiva ha llevado al presidente de la IBM a sostener que “al final, será una batalla entre Microsoft y nosotros” (ídem). Lo mismo opinan, incluso, los restantes miembros de la ‘alianza’: el presidente de Oracle, uno de los más fieros competidores de Microsoft, afirma que “mi sueño es que IBM compre a las otras compañías y compita con Microsoft” (ídem).


 


Crisis capitalista


La guerra por el dominio de la Internet y el desarrollo de nuevos aparatos digitales es presentada habitualmente como una demostración de la ‘revolución tecnológica’ y de la pujanza del capitalismo. Pero aquí hay una guerra provocada por la crisis capitalista de sobreproducción y la caída de los beneficios.


La furiosa entrada de IBM al mercado de los programas de computación está dictada “por una cuestión que la industria de la informática evita mencionar: el mercado de las PC en los Estados Unidos está próximo a su punto de saturación” (Folha de Sao Paulo, 28/11). El crecimiento de las ventas en 1998 será del 10%, contra el 16/18% de los últimos años. La mayoría de los especialistas sostiene que las ventas todavía continuarán subiendo, aunque a ritmo decreciente, hasta mediados de 1999 para después “colapsar” (Financial Times, 17/11). El presidente de Oracle afirma, por su parte, que”la proliferación de PC es insostenible” (ídem).


Esta caída de precios y beneficios es la causa de la crisis de la alianza entre Microsoft e Intel, ya que la primera ha salido a establecer contratos con otros fabricantes de ‘chips’ más baratos. Uno de estos fabricantes, National Semiconductors, plantea la perspectiva, en un futuro no muy lejano, de “PC gratis”, que serían entregadas por los bancos y otras grandes empresas a sus clientes.


La saturación del mercado de computadoras plantea, a su vez, el estancamiento del número de usuarios de Internet. Para continuar su expansión, el mercado de acceso a Internet y el del comercio electrónico necesitan alcanzar a una franja de consumidores que no tiene acceso a las computadoras, dada su creciente complejidad. Esto explica el desarrollo desesperado de nuevos aparatos digitales que puedan conectarse directamente a Internet —más sencillos y más baratos, y por lo tanto accesibles a esa franja de consumidores potenciales.


La caída de la tasa de beneficios golpea a toda la industria informática. Incluso en su sector más dinámico, el de las ventas por Internet, donde la facturación crece a tasas inusuales, “los beneficios son elusivos, incluso para los grandes vendedores” (The Wall Street Journal, 18/11).


La crisis de la industria tecnológicamente más desarrollada y más pujante es la más rotunda desmentida a aquellos que la presentaban como la prueba palpable de la vitalidad del capitalismo.