“La guerra es el recurso extremo del imperialismo para aplastar a los trabajadores”

Altamira comenzó su discurso señalando que este 1º de Mayo era celebrado, en casi todos los países del mundo, con una misma consigna política: el cese de la guerra en los Balcanes, el cese de la matanza, que se vaya la Otan de los Balcanes. Luego de caracterizar que la guerra era la forma extrema del capitalismo en su lucha por aplastar a los trabajadores, destacó que esta guerra ya ha provocado el primer salto de movilización internacional de los trabajadores desde la época de la guerra de Vietnam.


Altamira destacó la suba de las Bolsas mientras los pueblos eran masacrados, porque el objetivo de esta guerra es la recolonización de Europa Oriental y de Rusia, donde hay decenas y decenas de miles de empresas estatales que el imperialismo quiere privatizar a precio de remate o cerrarlas, directamente, para que no compitan con sus propios monopolios. En Rusia, está el botín más grande de la historia. El imperialismo hace la guerra en los Balcanes para instalar las tropas de la Otan y someter a un protectorado político y militar a todo el Este de Europa y a Rusia para potenciarse. Por eso, el imperialismo europeo y el norteamericano están unidos en el aplastamiento de los pueblos de los Balcanes. Se trata de una gigantesca recolonización que es irrealizable por medios pacíficos.


Que la Argentina está unida a la guerra de los Balcanes, agregó Altamira, lo prueba el atentado contra la fábrica de Río Tercero para disimular el contrabando de armas a favor de Croacia por instigación de Estados Unidos. Tenemos la obligación de solidaridad con los pueblos de los Balcanes, dijo, de poner rápidamente fin al gobierno menemista y a todos sus cómplices. Además, una victoria del imperialismo reforzará la capacidad del FMI y de los monopolios argentinos e internacionales para seguir imponiendo la actual política de miseria y de flexibilidad laboral. Altamira subrayó el hecho de que el gobierno serbio de Milosevic es un producto del imperialismo, porque ¿quién dividió a Yugoslavia? El Partido Obrero, agregó, reivindica la libertad nacional para Kosovo y de cada pueblo de Yugoslavia para poder realizar la unión socialista del conjunto de los Balcanes.


Luego señaló que los planes, los objetivos y las fuerzas que están detrás de esta guerra no pueden ser derrotados si no es por medio del internacionalismo de la clase obrera. Por primera vez en mucho tiempo se vuelve a poner de manifiesto que la guerra sólo puede ser contrarrestada por medio de la cooperación de la clase obrera de todos y cada uno de los países. Asimismo, esta guerra es un síntoma poderoso de la fuerte tendencia a la disgregación social y económica del imperialismo. La crisis de Brasil, de Rusia, del Sudeste asiático, la revolución en Indonesia, la caída de Bucaram en Ecuador, la revolución en Albania, las violentas manifestaciones que en las últimas semanas han conmovido a América Latina han puesto de manifiesto que el imperialismo se enfrenta a un obstáculo fundamental, casi insalvable: con los viejos métodos, los que venía aplicando hasta ahora, el imperialismo no puede seguir avanzando.


Altamira relacionó la situación mundial con la del régimen menemista, el cual, aseguró, está completamente liquidado, e incidirá como una hipoteca que ni Duhalde ni la Alianza van a poder levantar. Dio, como ejemplo de ese hundimiento, las manifestaciones y las protestas de la Sociedad Rural, las Confederaciones Rurales Argentinas, el grupo Soldati, los monopolios, los ingenios azucareros, los feudales de Tucumán y de Jujuy, la Iglesia, los grandes pulpos de la fruta, destacando que salen a minar su propio régimen.


Otro ejemplo de ese hundimiento es el vaciamiento final de YPF, que ya está hoy controlada por los fondos de inversión norteamericanos. Repsol se va a endeudar en 13.000 millones de dólares para quedarse con YPF, y sólo va a poder devolverlos rematando sus activos y despidiendo a más trabajadores petroleros. Este es el nivel de desestructuración, de crisis, de hundimiento a que ha llevado toda la política económica menemista.


Altamira concluyó que la alternativa es nacionalizar sin pago a YPF y ponerla a trabajar bajo control y dirección obreros. En definitiva, se va a un desenlace de la crisis y, con independencia de los ritmos electorales, la quiebra económica es imparable. Lo más importante ahora, subrayó Altamira, es que en el momento del desenlace haya en la Argentina un partido de la clase obrera, cuya vanguardia, o sea su programa, su perspectiva y su dirección, es el Partido Obrero.


En función de este planteo, dijo que la competencia electoral debe servir para desarrollar la presencia de una dirección obrera y un programa, o sea de un partido capaz de hacerse cargo del gobierno. La consigna del Partido Obrero es, por eso, “hay una salida”. Los trabajadores tenemos una salida. Hay un programa. Hay un partido. Hay una dirección.


En este marco, Altamira dijo que el PO es el mayor partidario de un frente de izquierda al servicio de estructurar y de dar a conocer al país una dirección o-bre-ra. No como dijo el secretario general del Partido Comunista, una dirección de “izquierda-centro”. Una dirección obrera, con dirigentes obreros a la cabeza, con un programa que diga cuál es la salida, que diga cuál es el método para esa salida: la movilización y organización independiente de los trabajadores, y que las organizaciones obreras rompan con la patronal. En relación con esto, denunció que la CTA y el MTA parecen embarcarse en un falso neutralismo para engañar al compañero que no quiere apoyar a la Alianza o a Duhalde, mientras sus dirigentes se inscriben en las listas de la Alianza y el PJ.


Al final de su intervención, Altamira afirmó que el deber del Partido Obrero era actuar con energía para atraer a nuevos compañeros haciéndoles comprender que el país va a un conflicto de conjunto, o sea de poder.


Llamó a divulgar y a discutir en toda la clase obrera la consigna de preparar una huelga general, que incluso está planteando la propia burguesía, con sus cortes de rutas, con sus tractorazos. Una huelga general de los trabajadores, por los trabajadores, para los trabajadores, con un programa obrero.