La implosión económica de Japón

"No hay precedentes de un colapso de esta magnitud"

Shinzo Abe, el primer ministro de Japón, agobiado por las denuncias de corrupción (que habían volteado a varios de sus ministros), sufrió una espectacular derrota electoral a fines de junio. Ahora decidió presentar su renuncia.


El detonante de la renuncia fue el fracaso del primer ministro en ganar el respaldo de la oposición a la renovación de la “ley antiterrorista”. Pero para la mayoría de los observadores, la razón de la renuncia de Abe es el agravamiento de la crisis económica.


Desde hace seis meses, Japón ha vuelto a la recesión y a la deflación (caída del nivel de precios).


A mediados de los ’90, Japón experimentó una gigantesca bancarrota económica como consecuencia de la acumulación de créditos inmobiliarios. Desde entonces, el país nunca volvió a la “normalidad”, oscilando entre largas recesiones y “recuperaciones” cortas y endebles.


La perspectiva de una recesión en los Estados Unidos acentúa el temor a que la recesión en Japón se profundice.


Implosión


Japón está nuevamente en recesión y deflación… después de haber acumulado una deuda pública equivalente al 170% de su PBI. Este porcentaje, sin embargo, no considera la deuda previsional ni, tampoco, la del servicio ferroviario.


“Japón tiene lo peor de todo: recesión, deflación, deuda inmanejable, población decreciente, fuerza de trabajo decreciente, una base impositiva decreciente y crecientes compromisos previsionales. Este problema no puede ser resuelto por ninguna otra cosa que una completa implosión del actual sistema político-económico y su posterior reemplazo por algo fundamentalmente nuevo” (Stratfor, 10/9).


¿Qué forma puede tomar esa “implosión”? “Una posibilidad es algo similar al colapso de Argentina en 2001. Pero la agonía argentina es sólo una pequeña muestra de lo que puede ocurrir en Japón. Con relación a los tamaños de sus respectivas economías, la deuda por habitante en Japón es cuatro veces la de Argentina. En términos absolutos, la deuda japonesa es cincuenta veces mayor. En verdad, no hay precedentes de un colapso de la magnitud del que se incuba en Japón” (ídem).