Internacionales
21/11/1996|520
La lucha interimperialista ensangrenta a África
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En las últimas horas, cientos de miles de refugiados que se encontraban en ‘campos ’en el este de Zaire, han iniciado el retomo a sus aldeas natales en Ruanda; dos años atrás, los hutus de Ruanda habían huido hacia el Zaire por temor a las represalias que pudiera tomar contra ellos el régimen tutsi recién ascendido.
El retorno de los refugiados hace suponer que se ha quebrado la fuerza combatiente del antiguo régimen hutu de Ruanda, que antes de caer derrocado masacró a más de medio millón de tutsis. Esta fuerza, armada y entrenada por Francia, se retiró intacta de Ruanda bajo la protección de una ‘intervención humanitaria’ francesa. Instalada en los campos de refugiados del este de Zaire, la milicia hutu impedía por el terror el retomo de los refugiados a sus aldeas natales.
Según la prensa, el retomo de los refugiados “alteró dramáticamente” (Financial Times, 16/11) las condiciones para una intervención internacional para “resolver los problemas políticos por la fuerza” (International Herald Tribune, 8/11). El principal de estos problemas es el peligro de desintegración del Zaire, como consecuencia del levantamiento popular que debe enfrentar en esa misma región este.
Como consecuencia de las derrotas del ejército zaireano, se plantea una “guerra de secesión” (Suddesutsche Zeitung, reproducido por La Nación, 11/11). Distintas informaciones dan cuenta de que las provincias de Shaba (rica en cobre) y de Kazai (rica en diamantes) declararían su propia independencia del Zaire; ya en el pasado, ambas provincias sostuvieron guerras secesionistas con el gobierno zaireano. Para el Financial Times (7/11), la perspectiva de una desintegración de Zaire “se ha vuelto increíblemente real”. “El vacío de poder en Zaire” (Le Monde, 3/11) ha llevado a que se multipliquen los rumores de un golpe militar: pero el ejército está profundamente dividido y existe “una batalla por la supremacía entre (distintas) fracciones del ejército” (Financial Times, 7/11). La tendencia a la desintegración de Zaire está expresando también el completo derrumbe económico del país: entre 1990 y 1995, el producto bruto interno del Zaire se ha reducido casi a la mitad.
En este punto, chocan abiertamente los intereses de las distintas potencias imperialistas. Francia, hostil al nuevo régimen de Ruanda, pretende montar una rápida intervención militar de salvataje del moribundo régimen zaireano. Estados Unidos, mientras tanto, que sostiene firmemente al régimen de Ruanda, es acusado por Francia de ‘intentar desestabilizar a los países francófonos’ (Página 112,14/11). Más aún, Zaire Watch -una organización de derechos humanos opuesta al régimen de Mobutu- llega a sostener que “los Estados Unidos ven una oportunidad en el colapso del Zaire”.
En su lucha por la apropiación de nuevas ‘áreas de influencia’, las grandes potencias imperialistas están promoviendo una nueva masacre de los pueblos.
Varios observadores reconocen que los pueblos hoy enfrentados vivieron en una relativa paz hasta hace pocos años: los enfrentamientos ‘tribales’ o ‘étnicos’ no son, en consecuencia, la causa principal del terrible sufrimiento a que están siendo sometidas las masas de África. No es el ‘pasado’ sino el ‘presente’ lo que las está sometiendo a torturas indecibles: la lucha de las grandes potencias capitalistas por ‘redistribuirse’ los riquísimos recursos del África, en el cuadro de una crisis mundial que ha declarado ‘eximentes’ al continente y a sus decenas de millones de explotados.
El Zaire no sólo es uno de los más grandes y ricos estados africanos; es, también, uno de los países donde la movilización de las masas, abajo las banderas nacionalistas, alcanzó una mayor dimensión en la década del 60, con la dirección de Patrice Lumumba.