La marcha de la movilización europea

Corresponsal en París

El pasado martes, el ministro francés de Relaciones Exteriores indicó en la Asamblea Nacional cuál debía ser uno de los límites de la oposición francesa a la política de Bush en Irak. Informó que el gobierno no se proponía impedir de ninguna manera la utilización del espacio aéreo francés por parte de los aviones norteamericanos, pues finalmente se trataba de buenos servicios que debían rendirse dos “buenos aliados” en una lucha común.

 

Al mismo tiempo, 10.000 jóvenes y estudiantes manifestaban en la Plaza de la Concordia, movilizados a partir de los liceos y colegios. Esta nueva movilización sucede a la jornada del sábado 22, cuando una manifestación de 100.000 personas recorrió las calles de París, con un carácter más masivo y radical que el 15 de marzo.

 

En su primera declaración luego del ataque militar del pasado jueves, el presidente Chirac se cuidó de “condenar” la agresión de Estados Unidos y utilizó la fórmula “Francia desea que la guerra termine lo más rápidamente posible”. En su intervención en la cumbre europea del viernes, Chirac tampoco condenó la intervención e insistió en cambio en que la futura administración del territorio iraquí debía ser ejercida por las Naciones Unidas – esto es, comp artida por su país. Incluso Blair estuvo dispuesto a compartir este punto de vista. El gobierno francés, como se ve, trata de limitar su oposición a la agresión de Bush al terreno de los intereses comunes de las potencias imperialistas. En consecuencia, la posición francesa y de Europa colocan a Chirac, a su manera, en una situación defensiva.

 

Lo ilustra lo que está ocurriendo en Francia, donde la crisis política no tiene todavía un carácter inmediato, como es el caso en otros países de Europa, España, Italia e Inglaterra. La crisis del imperialismo francés en relación al gobierno norteamericano opera como una barrera relativa de contención a la intervención callejera de la población, pero el proceso en su conjunto no resulta menos explosivo.

 

La manifestación del pasado sábado fue relativamente ritual, esto es, que no tuvo los rasgos avanzados de las otras ciudades europeas; el movimiento obrero estuvo poco presente.

 

Pero las columnas de las organizaciones juveniles fueron numerosas, hubo una signficativa participación kurda, las consignas y contingentes propalestinos fueron importantes. Fue una manifestación “por la paz”, esto es contra el aspecto primario de la agresión estadounidense y también en parte contra algunos de los aspectos de la política imperialista en su conjunto, sobre todo la masacre de los palestinos. La columna del Partido Socialista se desvió del recorrido común de la manifestación y en los días posteriores utilizó una provocación antisemita, probablenente instigada por una agresión de las milicias sionistas, para atacar a la movilización en su conjunto y desmarcarse de su carácter antiimperialista.

 

La agresión de Bush echa aceite en la lucha de clases en toda Europa, en cada país de una manera distinta pero con un mismo contenido: genera, incita, provoca, la reacción de la población, la energía militante de la juventud, la oposición al régimen político y la reivindicación social. Es también la evidencia de su carácter crítico.