La OEA reconocerá a los golpistas hondureños

El último 20 de junio, los presidentes de Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Panamá aprobaron en San Salvador, con la ausencia del mandatario nicaragüense Daniel Ortega, el reintegro “por pleno derecho” de Honduras al Sistema de Integración Centroamericana (Sica), del que fue excluida tras el golpe de junio de 2009. También votaron un llamado a la OEA para que “analice y resuelva a la mayor brevedad la reincorporación de Honduras al foro regional”.

La medida fue tomada en sintonía con la exigencia del Departamento de Estado de los Estados Unidos de que Honduras vuelva a ser parte de la Asamblea General de la OEA, como ya lo expresó en la reunión de Lima, Perú, a comienzos del mes de junio pasado.

En la reunión también participaron el director del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Moreno, y el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick. Moreno señaló que el BID puede incrementar, a partir de los resultados de esta cumbre, el monto de los créditos por dos mil millones de dólares más de los que cada año se destinan a la región.

A su regreso a  Tegucigalpa, el ministro de Planificación y Cooperación Internacional, Arturo Corrales Alvarez, manifestó que el camino para volver al seno de la OEA ya está allanado. Su optimismo está inspirado por una información de primera fuente recogida por el funcionario golpista en su viaje a Washington. Allí, se enteró que Insulza aseguró que los países que integran la OEA recibirán “positivamente” la decisión de Centroamérica de aprobar el reingreso de Honduras al Sica, y anticipó la asistencia de los mandatarios golpistas hondureños a la IX Conferencia de la OEA, donde se reunirán los ministros de treinta y cuatro países, incluidos los Estados Unidos, para debatir, irónicamente, sobre la instalación de bases militares estadounidenses en los países de la región, así como sobre la cooperación frente a desastres naturales y la transparencia con respecto a los gastos militares.

La vuelta de Honduras a la OEA muestra la incapacidad política de los gobiernos “nac & pop” de la región, quienes, a pesar de su vociferaciones antigolpe, no han realizado ninguna movilización real contra la destitución de Zelaya, a pesar de las decenas de asesinados y desaparecidos, y de los miles de detenidos políticos y heridos que se ha cobrado hasta el momento la dictadura que gobierna bajo el amparo del imperialismo.