La ofensiva diplomática del imperialismo y el pantano sionista en el Líbano

Militantes por la IV Internacional, Palestina

Mientras se estaban escribiendo estas líneas, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobaba la resolución 1701, un texto basado en un proyecto presentado por los imperialistas americanos y franceses, con el objetivo de alcanzar “un cese total de las hostilidades” en el Líbano. El objetivo de la resolución es evitar que Israel caiga más profundamente en el pantano del Líbano y sufra una derrota aún peor, que profundice la crisis actual de la ocupación yanqui en Irak. Desde el punto de vista formal, la resolución 1701 no es muy diferente de la resolución 1559, que establece el retiro de las milicias de Hezbollah del sur del Líbano y su eventual desarme. La principal cuestión será el carácter y la capacidad del ejército que será enviado al sur del río Litani para frenar la resistencia libanesa contra Israel.


El punto 2 de la resolucion 1701 “invita al gobierno del Líbano y a la Unifil (las fuerzas interinas de la ONU en el Líbano)”, las cuales serán incrementadas hasta un máximo de 15.000 hombres, “a desplegar conjuntamente sus fuerzas en todo el sur (del Líbano), e invita al gobierno de Israel, en la medida en que ese despliegue comience, a retirar todas sus fuerzas del sur del Líbano en forma paralela”. El punto 3 enfatiza “la importancia de la extensión del control del gobierno del Líbano, sobre todo el territorio libanés de acuerdo con las previsiones de la resolución 1559 (2004) y la resolución 1680 (2006) y de las previsiones relevantes de los Acuerdos de Taif 1 , para ejercer su total soberanía, por lo que no habrá armas sin el consentimiento del gobierno del Líbano y no hay ninguna otra autoridad que la del gobierno del Líbano”. El punto 8 requiere una vez más, “el desarme de todos los grupos armados en el Líbano” (es decir, de Hezbollah), por lo que “…no habrá otras armas u otra autoridad en el Líbano que no sea el Estado libanés” y establece un embargo sobre la transferencia de suministro militar a Hezbollah de Irán y Siria: “ninguna venta o suministro de armas y material relacionado al Líbano, excepto que sea autorizado por su gobierno” — una exigencia clave del imperialismo y el sionismo repetida, en el punto 15. 2


La cuestión es, naturalmente, quién implementará todas esas — para el imperialismo y para el sionismo — medidas maravillosas. ¿Quién arrancará las milicias de Hezbollah del sur del Líbano si el ejército israelí fue incapaz de hacerlo en un mes de bombardeos masivos y combates? ¿Quién desarmará las milicias de Hezbollah, algo que los imperialistas fueron incapaces de hacer durante los últimos dos años (desde la implementación de la resolución 1559 en 2004), a pesar de sus intimidaciones y bombardeos? ¿Quién implementará el embargo de armas contra la voluntad de Irán, Siria y de la mayoría de la población libanesa que ve en Hezbollah la única razón por la que Israel no invadió Beirut en unos pocos días como durante la primera guerra del Líbano en 1982? Ciertamente, no lo hará la Unifil, ese “ejército de jubilados”, como lo definió Olmert, no sin razón. Nasrallah ya ha declarado que mientras un soldado israelí ocupe territorio libanés, será un objetivo legítimo para la milicia, que continuará luchando hasta que todos los invasores extranjeros sean expulsados del país.


Los sionistas fantasean acerca del refuerzo de 15.000 soldados imperialistas que de algún modo materializarán en pocas semanas el trabajo que ellos fueron incapaces de hacer en beneficio de Estados Unidos. Sueñan que llegarán las tropas de Francia, Australia y Alemania a luchar contra la resistencia libanesa, mientras ellos se retiran tranquilos a casa — como si París, Sydney y Berlín hubieran desarrollado repentinamente un cariñoso afecto por los ataúdes llegando a sus aeropuertos cada día. Sin ninguna pretensión de experiencia militar, estamos seguros de anticipar que nadie en un país extranjero estará dispuesto a poner en riesgo su vida por la miserable empresa sionista, que los soldados israelíes estarán empantanados en el sur del Líbano como los soldados americanos estuvieron empantanados en Vietnam, que Israel sufrirá muchas bajas en la guerra de desgaste, y que una eventual retirada israelí será tan rápida y vergonzosa como la orquestada por Ehud Barak el 24 de mayo de 2000.


La guerra actual y la perspectiva revolucionaria en Palestina


La guerra actual ha profundizado sustancialmente la crisis del régimen sionista en Palestina, la cual ha sido hasta ahora, desafortunadamente, como ya señalamos varias veces, meramente el resultado de una lucha de árabes y palestinos (incluyendo el triunfo de Hamas en Cisjordania y Gaza), más que una lucha común de los trabajadores que supere las barreras nacionales. El régimen sionista de segregación en Palestina puede ser desmantelado de varias maneras. Puede caer como resultado de una derrota militar, y dejar detrás de sí un país y una región devastados, como Alemania y Europa después de la derrota nazi. La película de Roberto Rossellini “Alemania año cero” puede dar una idea de cómo lucirán Palestina y Medio Oriente si el sionismo es derrotado por medios puramente militares.


El sionismo teóricamente puede ser desmantelado, como el régimen del apartheid en Sudáfrica, como resultado del levantamiento de las masas en la región que serían contenidos por el imperialismo mediante el otorgamiento de reformas democráticas formales, mientras queda intacto el sistema de propiedad. Naturalmente, cualquier medida que establezca el fin de la partición, el retorno de los refugiados a sus hogares, y el otorgamiento de derechos democráticos a todos los habitantes del territorio histórico de Palestina, debería ser apoyado incondicionalmente, pero este escenario puramente democrático-burgués es altamente improbable en las actuales circunstancias, porque la utilidad del régimen sionista proviene de su rol militar más que de su rol económico, y el desmantelamiento del ejército israelí representaría un fuerte golpe para el imperialismo.


Por eso, los trotskistas en Palestina levantan el programa de intentar ganar a los trabajadores y a los pobres judíos a la causa de repudiar al sionismo y establecer una lucha común con las masas árabes. La condición previa para la emancipación de las masas judías y su supervivencia en Medio Oriente es la emancipación del pueblo palestino y la lucha común para derrocar al régimen sionista de opresión nacional y de miseria social, por una República laica, democrática y socialista en todo el territorio histórico de Palestina. La tarea de la vanguardia judía y palestina es construir un partido revolucionario con el programa y métodos de la clase obrera, que asegurará la victoria de la lucha nacional de los palestinos, y construir un Medio Oriente Socialista.


Haifa,

13 de agosto de 2006