La Otan y Rusia contra Yugoslavia y Kosovo

Las movilizaciones en China, luego de la destrucción de la embajada de este país en Belgrado por los aviones de la Otan, representan mucho más que una respuesta obligada del gobierno chino ante lo que probablemente fue una acción intencional. Son muchos los que no quieren una salida a la guerra patrocinada por la ONU, que con este bombardeo consiguen por algún tiempo el veto de China en el Consejo de Seguridad. La movilización china es otra fase de la movilización internacional de las masas y de la creciente internacionalización de la crisis en los Balcanes. Hay indicios incluso de que el gobierno de Clinton está buscando la caída del gabinete ruso de Primakov, el cual está enfrentado al enviado de Yeltsin, Chernomyrdin, más ligado al capital financiero internacional.


La rebelión popular no solamente está creciendo en Italia o en Grecia; los diarios informan que los refugiados kosovares en Macedonia pueden levantarse en cualquier momento como consecuencia de los atropellos que sufren de parte del gobierno ‘otanista’ de ese país y de los organismos de la ONU. Los refugiados se encuentran en una indigencia criminal, ante la completa falta de asistencia de los gobiernos que gastan miles de millones de dólares en destruir a Yugoslavia. Es cada vez más frecuente leer en los cables internacionales que los bombardeos de la Otan en Kosovo son tanto o más responsables que las matanzas de Milosevic en la huida en masa de los pobladores de esa nacionalidad.


Aunque los mandos militares de la Otan consideran un éxito los ataques de sus aviones, las fuerzas armadas belgas acaban de difundir el dato de que sólo fue destruido el 6% de los tanques y móviles serbios que operan en Kosovo. También hay una disputa sobre el grado de ‘desmoralización’ que esos mandos adjudican a la población de Yugoslavia, como consecuencia de la destrucción masiva de la infraestructura civil y de sus condiciones de vida. Para muchos voceros imperialistas, esa moral estaría más alta que nunca. Estas disputas reflejan la creciente crisis del conjunto de la agresión imperialista.


Es precisamente por esto que la Otan busca atraer a su campo a Rusia, la que por su lado está desesperada por cumplir el rol que le reclaman. La semana pasada, precisamente, la Otan y Rusia acordaron con la necesidad de establecer una fuerza militar internacional en Kosovo, lo que significa establecer un protectorado. Al mismo tiempo, convinieron en que la región debe permanecer dentro de Yugoslavia sin importar la opinión de su población, lo que explica la política de desahuciamiento que la Otan practica con los refugiados. Dicen que es ‘peligroso’ modificar fronteras, cuando esto es lo que vienen haciendo sistemáticamente en la región. La unión de la Otan y Rusia en el establecimiento de un protectorado, que afectaría tanto a la independencia nacional de Yugoslavia como al derecho a la autodeterminación nacional de Kosovo, serviría para reforzar además la penetración imperialista en todas las regiones de la ex Unión Soviética. El desenvolvimiento de la crisis en los Balcanes ha comenzado a afectar la lucha interna en el gobierno ruso.


Pero ni siquiera estos planes son juzgados como apropiados para estabilizar la crisis. Toda una tendencia de la Otan, que encabeza el inglés Blair, plantea la necesidad de derrocar a Milosevic y ‘democratizar’ a Serbia. Naturalmente que esto exigiría desempolvar los planes de una invasión terrestre, algo que no está definitivamente archivado. Pero un acuerdo que permita el ingreso de la Otan en Kosovo puede llevar la guerra a una nueva etapa, con la invasión de Serbia para producir esa ‘democratización’.


Las ‘soluciones negociadas’ en danza representan una negación de la independencia nacional de los países de los Balcanes y de la autodeterminación nacional kosovar. La presencia de la Otan no favorece a esta última sino que la perjudica, ni tampoco tiene sentido hablar de la autodeterminación de lo que se convertiría en protectorado.


La guerra imperialista de la Otan ha puesto al desnudo el carácter de la Unión Europea, que tantos trotskistas de allí pretenden ‘democratizar’. Mucho antes de esta guerra, las fuerzas políticas que luchamos por la refundación inmediata de la IVª Internacional denunciamos la pretensión de la democratización de Europa como una cobertura política de la colonización de los Balcanes, del este y de Rusia, incluida la colonización política y, por lo tanto, la guerra.


Fuera la Otan.


Autodeterminación a Kosovo, a la nación Kurda, a Palestina


Por la unión internacional de la clase obrera.