La posición del Partido Causa Operaria

Extraído del periódico Causa Operaria, Nº 281, 8/7

El Partido Causa Operaria resolvió el apoyo crítico a la candidatura de Luis Ignacio da Silva en las elecciones presidenciales. La decisión fue el resultado de un amplio debate en el interior del partido y parte de la conclusión de una intensa lucha política desenvuelta por el PCO en la defensa de un frente de lucha de los trabajadores para enfrentar la brutal ofensiva que el gran capital y sus gobiernos vienen desarrollando contra los trabajadores y, de un modo particular, en los últimos cuatro años de gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

 

Como ya señalamos en numerosas ocasiones, las elecciones no son ni de lejos el terreno más favorable para enfrentar y derrotar a la burguesía y su política antiobrera y procapitalista. Por el contrario, el juego electoral está dominado por una serie de maniobras económicas (como el financiamiento millonario de las campañas de los grandes partidos por las empresas y el Estado) y legales (como el tiempo desproporcionado que los partidos burgueses aprobaron para sí mismos en la TV, las radios, etc.) que hacen evidente el contenido de clase de la democracia actual (…)

 

Particularmente, en la etapa actual, de agravamiento de la crisis económica y, consecuentemente, de ataques del gran capital y sus gobiernos contra la población trabajadora y de enormes tendencias a una reacción por parte de las masas contra esa ofensiva, el terreno decisivo para el movimiento obrero no es el de las elecciones sino el combate para impulsar las movilizaciones de los explotados con sus propios métodos de lucha, con una política y con una organización independientes de la burguesía, lo que significa la superación práctica de la política de derrota de las actuales direcciones del movimiento obrero de buscar una creciente integración al Estado capitalista y la colaboración con los explotadores y sus organizaciones.

 

En este cuadro, las elecciones ocupan un lugar secundario. Como en todos los frentes, se trata de defender, también en las elecciones, la independencia de clase, o sea, la unidad de los explotados contra los explotadores (…)

 

Esa diferenciación debe ser defendida en todas las etapas de la evolución política de las masas y está rigurosamente ligada al objetivo estratégico de la revolución, que depende de que los explotados actúen en forma independiente.

 

En este momento, en las condiciones existe-ntes, la casi totalidad de las organizaciones obreras, campesinas, populares, de la juventud, de los negros, de las mujeres, se agrupan detrás de la candidatura de Lula contra el candidato del gran capital, Fernando Henrique Cardoso. Una encuesta realizada en la región del ABC paulista señala que, en esa región, el candidato petista encabeza con más de 15 puntos porcentuales de ventaja al candidato de la Ford, de la Volkswagen y de todas las grandes corporaciones. El Movimiento Sin Tierras (MST), cuya base de millares de sin tierra lideró las mayores manifestaciones populares contra el actual gobierno, aprobó en su Congreso el apoyo a Lula, contra sus alas interiores más reaccionarias que defendían una política de abstención, que facilita las relaciones con el gobierno FHC y los gobiernos estaduales y municipales del PFL, PSDB, etcétera.

 

Para ser victoriosa, la unidad de los trabajadores, en las elecciones y en todos los terrenos de la lucha de clases, necesita dotarse de un programa y de una perspectiva de clase, o sea, tener una alternativa propia de los trabajadores frente a la crisis actual, tener como objetivo la lucha por un gobierno propio de los trabajadores, un gobierno obrero y campesino, de las organizaciones de lucha de los explotados de la ciudad y del campo, que imponga por medio de la movilización de los explotados sus reivindicaciones y necesidades contra los intereses de los capitalistas.

 

Luchar por esa perspectiva, en este momento, significa combatir al lado del enorme frente de trabajadores establecido en la práctica en torno de la candidatura de Lula, defendiendo en su interior su evolución en un sentido independiente, o sea, la ruptura de las organizaciones de lucha de los trabajadores con el frente popular, de alianza con los enemigos de los trabajadores como Brizola (PDT), Arraes (PSB) y todos los elementos y partidos de la burguesía y los políticos profesionales, o sea, carreristas de la pequeñoburguesía, inclusive los del PT, que intentan por dentro del frente imponer un programa y una política totalmente extraños a los intereses de los trabajadores.

 

El PCO llama a todos los trabajadores y a la juventud a organizarse en comités clasistas, es decir, obreros y campesinos, de lucha, por un gobierno de los trabajadores de la ciudad y del campo y de apoyo a Lula y a todas las candidaturas de las luchas de los explotados.