La primera manifestación de masas contra Fernando Henrique Cardoso

Una  manifestación de 50.000 trabajadores —la mayor en todo el país desde las manifestaciones de “Fuera Collor” de 1992— acaba de tener lugar en Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de San Pablo, para protestar contra los despidos, las suspensiones y el desempleo. Sólo en los últimos veinte días, en Sao Bernardo, se perdieron 11.000 empleos en las pequeñas industrias y varios miles en las grandes fábricas: la General Motors despidió a 1.050 trabajadores y la Ford a 800, con su secuela de despidos y suspensiones en cientos de autopartistas (O Estado de Sao Paulo, 25/8). Según la Diesse, un organismo de investigaciones de los sindicatos, “en dos meses el desempleo ya supera el de 1994”, la última gran recesión brasileña, “y lo peor todavía está por venir” (O Estado de Sao Paulo, 27/8).


El acto de Sao Bernardo fue, sin embargo, enteramente patronal en lo que se refiere a las reivindicaciones y los organizadores que lo convocaron. La CUT y el PT se unieron a la Fuerza Sindical (una “central sindical” que es un sello de lo más podrido de la burocracia), a cámaras empresarias de la industria y el comercio, al intendente municipal, a la Iglesia y a partidos patronales de oposición, para reclamar por la rebaja de las tasas de interés, el cese de las restricciones crediticias y el control de las importaciones. No hubo ninguna reivindicación nacional, como el desconocimiento de la deuda externa o la nacionalización sin indemnización de los bancos. Menos aún, reivindicaciones de los trabajadores —no a los despidos, seguro al parado, reparto de las horas. La semejanza con el programa que levantan la CGT-MTA para el “cese” del 6 de septiembre no es una simple coincidencia.


Uno de los dirigentes de la gran-gran patronal paulista, la FIESP (Federación de Industrias del Esatado de Sao Paulo), Fausto Cestari, anunció que “el acto en el ABC fue sólo el comienzo”. Remigio Todeschini, un dirigente de la CUT, confirmó el carácter rabiosamente patronal de la maniobra “policlasista”:  dijo que “los sindicalistas nunca conversaron tanto con los empresarios en su propio espacio y sin una pauta salarial sobre la mesa” (O Estado de Sao Paulo, 27/8). El mismo diario informa que “hace poco más de un mes, Mario Amato (ex presidente de la FIESP) concurrió a la sede cutista para discutir sobre política económica y reforma tributaria”, y el ya mencionado Cestari reconoció que “el armado de esa unión estratégica entre el capital y el trabajo surgió justamente en esa visita”. Como se ve, en Brasil, el 6 de setiembre se adelantó dos semanas.