La privatización de El Mutún

Comisión Internacional del Partido Obrero


El gobierno boliviano acaba de privatizar el yacimiento de El Mutún. Una empresa india, Jindal Steel, se ha quedado con el mayor yacimiento de hierro del mundo. Los competidores se retiraron de la licitación.


 


El contrato otorga a los indios la explotación de la mina por cuarenta años. Al cabo de los primeros veinte, el Estado boliviano entrará como socio minoritario del emprendimiento. Según voceros del gobierno, Bolivia recibirá el 50 por ciento de los beneficios de la explotación (ya sea por regalías, impuestos o, dentro de veinte años, una participación accionaria).


 


Sin embargo, cualquiera sea la previsión que haga el gobierno de lo que le reporte el contrato a Bolivia, acerca de las características de su asociación con una empresa imperialista, Bolivia es una semicolonia. El Estado boliviano no tiene la fuerza ni la capacidad para imponer estos u otros términos a los pulpos. Por ejemplo, algo esencial, aún no se ha podido firmar el contrato por las divergencias existentes acerca de cuándo y en qué medida el mineral extraído será industrializado en Bolivia: la empresa rechaza los planes del gobierno y se plantea exportar el mineral sin industrializar. Los pulpos siderúrgicos no desean nuevos competidores en el mercado mundial; están en un proceso de concentración de los monopolios que ya existen. La privatización del Mutún es incompatible con la reivindicación nacional de industrializar la riqueza natural.


 


La asociación del Estado con los pulpos imperialistas es una asociación semicolonial. Bolivia tiene que resolver, primero, la cuestión del Estado; solamente un régimen de dictadura proletaria tendrá la capacidad de centralización de los recursos y de planificación para industrializar el país, y la fuerza revolucionaria para ganar a esta causa a las masas de América Latina. La entrega del Mutún a lo que parece ser una sucursal ‘tapada’ del pulpo Mittal, que acaba de tragarse a la francesa Arcelor, con el apoyo de los fondos de inversiones norteamericanos (Goldman Sachs), delata la realidad del proyecto de “capitalismo andino” que fogonea el vice de Evo, García Linares.