“La separación de Escocia y el derrumbe del imperialismo británico”

PO N° 1.332, 18/9/2014


No debe confundirse, sin embargo, la desintegración de la vieja Albión con un progresismo del nacionalismo escocés o de la separación. A diferencia del nacionalismo chovinista de la Lega Nord, en Italia, el SNP ha asumido colores centroizquierdistas, pero esto no determina su contenido progresista, ya que el centroizquierdismo se transforma rápidamente en su contrario. El campo independentista reclama la continuidad de la monarquía de los Windsor, el mantenimiento de la libra y la tutela del Banco de Inglaterra, la pertenencia a la Unión Europea y a la Otan. Bajo la presión del nacionalismo, los sindicatos han perdido su unidad en todo el territorio de Gran Bretaña, salvo excepciones, lo cual constituye una expresión del debilitamiento del movimiento obrero. La división del proletariado de Escocia y de Inglaterra es una ofrenda preciosa del nacionalismo al capital mundial. En estas condiciones el frente único por el Sí, desarrollado por la mayor parte de la izquierda en Escocia, es contrarrevolucionario.


Las aspiraciones nacionales no pueden ser caracterizadas a partir de criterios abstractos o arbitrarios sino del lugar que ocupan y de la función que cumplen en el desarrollo histórico. La agenda del Sí a la separación excluye la reivindicación democrática fundamental de las Islas: ¡la República! (…)


Escocia no es una colonia interior histórica del Reino Unido -no tiene nada que ver en esto con Irlanda-, sino que ha formado parte, históricamente, del entramado del imperialismo británico. La crisis del capital inglés no es provocada por el independentismo escocés sino al revés -éste ha sido exacerbado por la crisis mundial de ese capital. El epicentro de la crisis no está al norte de la frontera sino al interior de la City (…)