La sublevación policial en Haití marca un salto en la crisis

En un nuevo capítulo de la crisis haitiana, las calles de Puerto Príncipe –capital del país antillano- fueron testigo de la rebelión de un sector de las fuerzas policiales que reclama autorización para formar un sindicato y un aumento de salarios. Los efectivos sublevados se movilizaron para boicotear las celebraciones del carnaval y chocaron con el Ejército cerca de un cuartel. Las fuerzas armadas habrían iniciado la balacera que dejó un saldo de dos muertos y decenas de heridos (Clarín, 24/2). El aparato represivo se ha quebrado.


Hace meses que un sector de policías intenta conformar su sindicato. Sin embargo, se trata de un sector que no se había unido a las enormes movilizaciones populares contra el desabastecimiento en los combustibles (por el contrario, habían formado parte de las represiones). 


Durante el transcurso de la semana, los policías ya habían anunciado su propósito de boicotear el festival. El gobierno identificó a cinco de ellos, encabezados por la activista Yanick Joseph, y solicitó su inmediata revocación, que la cúpula no tardó en acatar. Al conocerse la resolución, un grupo de decenas de policías se rebeló, exigiendo su pronta reincorporación. Cercano el fin de semana y poniendo todos los cartuchos en garantizar el festival, el primer ministro Jovenal Moïse prometió mejorar sus condiciones laborales y anunció un aumento de cinco mil gourdes (53 dólares) a partir de marzo, pero nunca mencionó la habilitación del sindicato ni tampoco la reincorporación de los cinco policías (Noticias en la mira, 23/2). Todas las maniobras del gobierno acabarían siendo inútiles.


En los últimos años, la empobrecida Haití se ha visto convulsionada por sucesivos estallidos populares que reclaman que se vaya el gobierno. En septiembre pasado, el desabastecimiento de combustibles fue el detonante de masivas protestas, que fueron sangrientamente reprimidas (hubo más de 40 muertos).


En estos días, sin embargo, el protagonismo parece tenerlo un sector de las fuerzas policiales. Según informan algunos medios, algunas organizaciones sociales  y militantes populares se adhirieron a las protestas organizadas por éstos (Resumen Latinoamericano, 23/2).


El cuadro de efervesencia popular y la flamante asonada policial golpean a un gobierno que se aferra al apoyo de Trump y el imperialismo para sobrevivir. El parlamento continúa acéfalo y el país está paralizado por donde se lo mire. 


Fuera Moïse. Fuera el imperialismo de Haití, por una salida de los trabajadores.