Las armas que el nacionalismo árabe no usa

El impacto que ha provocado la resistencia iraquí en la opinión pública mundial demuestra hasta qué punto esta opinión se encontraba persuadida de que el poderío militar norteamericano era poco menos que invencible. En general se piensa que la política es impotente frente a la superioridad militar. Esta guerra ha probado, con limitaciones, lo contrario; por ejemplo, la crisis con Turquía ha afectado la capacidad ofensiva de Bush. Una política revolucionaria con el pueblo kurdo habría evitado que sus jefes lo alinearan con el imperialismo yanqui.


Los gobiernos árabes son dados a la demagogia de la unidad árabe porque ella les sirve para imponer la colaboración de clases a todas las clases subalternas de sus países. Pero ahora que el Eje conducido por Bush ataca a Irak se pone en evidencia, otra vez más, su completa impotencia.


El gobierno de Egipto, por ejemplo, tiene un arma muy fuerte (y legal) para trabar al ejército norteamericano, como ocurre parcialmente con la crisis con Turquía. Se trata de que cierre el canal de Suez a las fuerzas beligerantes, algo que admite la ley internacional. Sin embargo, los buques norteamericanos pasan sin cesar; el domingo pasado lo hicieron tres buques de guerra más, que se trasladaron del Mediterrámeo al mar Rojo para dirigirse a la zona de guerra (Jerusalem Post, 31/3).


El presidente de Egipto, Mubarak, ha dicho, sin embargo, que no cerrará esa vía de paso.