Las elecciones en Huanuni y la clase obrera

desde Bolivia

El 20 de diciembre de 2014, casi cinco mil trabajadores mineros de Huanuni (la mina estatal más importante del país en cuanto a peso político y número) eligieron nueva dirigencia. Tres de las cuatro listas presentadas obedecían, en mayor o menor medida, a la política del gobierno y la burocracia sindical. Dignidad Sindical Revolucionaria (DSR) se constituyó en la única lista que representaba la independencia frente al gobierno, pero apenas obtuvo 187 votos, menos que los 272 votos nulos y a distancia considerable de Renovación Obrera Sindical (ROS), lista ganadora con 1.626 votos.

 

Los resultados son la expresión de lo que sucede en el seno del proletariado minero y de la actuación de la izquierda. Con la crisis internacional como telón de fondo, que se traduce en la estrepitosa caída del barril de crudo hasta los 47,9 dólares y la caída del estaño hasta 8,80 dólares la libra fina, el gobierno alista un nuevo pacto con los empresarios agropecuarios, mientras intenta descargar la crisis del estaño sobre las espaldas de los trabajadores mineros.

 

 

 

La orfandad política de la clase obrera

 

 

Luego de la gran movilización por la ley de Pensiones, el gobierno se dio la tarea de hacer retroceder al proletariado minero de Huanuni, que empezaba a manifestar intentos de independizarse de la política gubernamental. El procesamiento a 22 trabajadores mineros, la amenaza de despidos y cooperativización formaron parte del chantaje gubernamental. En este escenario, un año atrás, el burócrata Montes, de la COB, actuando a cuenta del gobernante MAS, operó una maniobra exitosa, logrando la renuncia de la dirigencia antioficialista de entonces, colocándose al frente del sindicato y abriendo una brecha para que la política gubernamental avance con las jubilaciones forzosas.

 

 

Pero, a finales de 2014, fue Montes el que sufrió un revés: había logrado hacerse de un curul en la Asamblea legislativa en las elecciones nacionales de octubre y, cual monarca, pretendía nombrar un sucesor al frente del sindicato. Los trabajadores no sólo rechazaron tales intenciones sino que obligaron al burócrata a convocar elecciones para elegir nueva dirigencia. Los trabajadores se deshicieron de Montes pero optaron por una lista que le hace el juego a la extorsión gubernamental.

 

 

El comportamiento de la clase obrera de Huanuni tiene que ver no sólo con el temor que anida en los trabajadores mineros ante la arremetida gubernamental, sino también con la orfandad política. Sintetiza lo que le sucede a la clase obrera boliviana en su conjunto que, de tumbo en tumbo, hace su experiencia con el MAS. Ni el POR ni los restos del PT, ni todas las sectas izquierdistas juntas representan en la actualidad una alternativa real para los trabajadores mineros.

 

 

 

Oportunismo de la izquierda

 

 

La izquierda boliviana se encandiló en su momento con el PT considerándolo, en algunos casos, el partido de la revolución. Ante la imposibilidad de construir un partido bolchevique, se prestaron a los juegos de la burocracia, pues es sabido que la burocracia de la COB impulsó el PT como mecanismo de negociación frente al gobierno y, una vez cumplida esa función, puso al PT en el congelador. Si el PT aún deambula en los escenarios políticos es gracias a la izquierda que insiste en mantenerlo en estado vegetativo -el PT en manos de la burocracia había nacido muerto.

 

El seguidismo al PT fue una experiencia catastrófica para la izquierda y llevó a algunos grupos a la extinción.

 

 

Dignidad Sindical Revolucionaria (DSR), la única lista independiente, fue una alianza entre el POR y los restos del PT, este último sin bases obreras, pero con variopintos grupos trotskistas que lo respaldan. Los resultados dicen mucho sobre la inserción real de estos partidos en el seno de los trabajadores mineros.

 

La alianza coyuntural del POR, PT y resto de la izquierda tuvo tintes oportunistas. El casi centenario POR era incapaz de presentar una lista propia en las minas, el resto de la izquierda confiaba en un milagro, un resultado electoral que hiciese resucitar al PT de sus cenizas.

 

 

Los resultados de las elecciones en Huanuni imponen un reto a la izquierda: construcción de un verdadero partido revolucionario y clasista, no sólo para que los trabajadores superen el indigenismo pequeño burgués del MAS, sino para organizar de modo consciente la lucha hacia la revolución.