Las fuerzas armadas de la “democracia” boliviana

La revista paceña Pulso (15/10) denunció que la dirección militar de la represión contra la revolución estuvo bajo el mando directo de militares norteamericanos.

“Una especie de comando militar estadounidense ha tomado el mando de las ‘Fuerzas Armadas de la Nación’. La Embajada de Estados Unidos en Bolivia no sólo ha articulado el ‘apoyo internacional’ al presidente ficticio [se refiere al derrocado Goñi], no sólo ha convocado a los medios de comunicación ‘en nombre de la democracia’, sino que ‘aporta’, además, con cuatro hombres que operan en el país, tres en el Estado Mayor del Ejército, en el Gran Cuartel de Miradores, y uno en la propia embajada de la avenida Arce…. Uno de los tres hombres que opera en el Cuartel de Miradores es una suerte de coordinador político-militar; se ocupa de concentrar y procesar la información con destino al ejército boliviano y, fundamentalmente, a la Embajada de Estados Unidos. El segundo de esos militares ejerce la coordinación general de las tres fuerzas militares bolivianas; de él ha surgido la idea, por ejemplo, de movilizar “soldados cambas [sureños] a El Alto”. El tercero de esos hombres se ocupa de eso que, en términos militares, se llama logística, abastecimiento de municiones y alimentación de las tropas bolivianas que están bajo su mando (el aprovisionamiento estadounidense llega en aviones Hercúleas, desde Miami). El cuarto de esos hombres opera en la embajada de la avenida Arce, es el Agregado de Defensa de Estados Unidos, el que se relaciona directamente con el Ministro de Defensa de Bolivia, Carlos Sánchez Berzaín, el comodín perfecto, el nexo entre la Embajada y la residencia presidencial, donde vive y ‘manda’ el presidente ficticio. A partir de esta verdadera ocupación del poder que sostiene [al gobierno], las Fuerzas Armadas, es que se explican las crecientes versiones de un ‘cabreo’ militar en marcha, un cabreo de uniformados que todavía lucen la banderita boliviana en algún lugar de su uniforme. Ese es el ámbito del poder real”.