Las mujeres obreras empezaron la Revolución

El 23 de febrero de 1917 (8 de marzo, según el calendario occidental), las trabajadoras rusas se aprestaban a movilizarse en el aniversario del Día Internacional de la Mujer.


“Los elementos socialdemócratas se proponían festejarlo en la forma tradicional: con asambleas, discursos, manifiestos, etc. A nadie se le pasó por las mentes que el Día de la Mujer pudiera convertirse en el primer día de la revolución. Ninguna organización hizo una llamamiento a la huelga para ese día. La organización bolchevique más combativa de todas, el Comité de la barriada de Viborg, aconsejó que no se fuese a la huelga” (de la Historia de la Revolución Rusa, de Trotsky).


Pero el 23 de febrero, las obreras de algunas fábricas textiles se declararon en huelga y mandaron delegadas a buscar apoyo de los metalúrgicos. “Los bolcheviques… fueron a la huelga a regañadientes, secundados por los obreros mencheviques y socialrevolucionarios. Ante una huelga de masas no había más remedio que echar a la gente a la calle y ponerse al frente del movimiento. Tal fue la decisión de Kajurov, que el Comité de Viborg hubo de aceptar”(ídem).


Las trabajadoras salieron a manifestar en defensa de sus hijos y familias, al grito de “Pan”. Ese día se declararon en huelga cerca de 90.000 obreras y obreros. Al día siguiente, el movimiento se incrementó: salieron a la huelga cerca de la mitad de los obreros industriales de San Petersburgo y, a los gritos de “Pan”, se sumaron consignas políticas contra la autocracia y la guerra.


Había empezado la Revolución Rusa. Las mujeres, con su accionar, habían desatado una situación contenida en todo el movimiento obrero.