Líbano: movilización multitudinaria


El pueblo libanés se levantó ante la parálisis gubernamental y más de 60 mil personas se concentraron en Beirut, su capital, para reclamar contra la política del primer ministro, Tamam Salam. Corrupción generalizada, infraestructura colapsada (falta de agua y suministro eléctrico), problemas en el transporte público y ausencia de espacios verdes, derrumbe de la salud pública, son algunos de los detonantes. El país está totalmente quebrado ya que la deuda pública es del 143% del PBI. Beirut se ha convertido en un gigantesco basural, con acumulaciones diarias de más de 3.500 toneladas de basura tras el cierre del vertedero de Naame y la rescisión del contrato con la recolectora privada Sukleen. El antecedente inmediato fue la huelga por tiempo indeterminado en agosto por parte de los trabajadores portuarios de Beirut, para evitar que se tirara basura cerca de las instalaciones donde trabajan. Su victoria fue el puntapié para desarrollar nuevas protestas, y unificar demandas.


Las familias pobres que viven cerca del vertedero “provisional” hace más de 18 años, han estado sufriendo la contaminación producida por el basural y muriendo como consecuencia de los innumerables cánceres y enfermedades pulmonares que contrajeron (Rebelión, 31/8). La movilización se organizó a través del movimiento “Tu Apestas”, en alusión a la basura no recolectada y a las autoridades políticas, que fueron interpeladas ante el copamiento de las calles con la consigna: “el pueblo quiere que el régimen se vaya (queremos la) revolución” (El País, 25/8). Se sumaron el sindicato docente, estudiantes y trabajadores estatales; así como refugiados sirios y palestinos. La situación desbordó al gobierno, que respondió movilizando a las fuerzas policiales y encarcelando a decenas de manifestantes. A pesar de las limitaciones del movimiento “Tu Apestas”, las movilizaciones de masas marcan un camino para todo el Medio Oriente.