Los acuerdos con el FMI en el mundo y sus consecuencias

Ucrania, Ecuador y Colombia, tres casos emblemáticos.

El expte. ucraniano Petro Porochenko y la extitular del FMI, Christine Lagarde.

Los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional tienen dos características bien visibles. Una es que están atados a toda clase de condicionamientos económicos. La otra es que no resuelven los problemas de los países, a punto tal que éstos -como la Argentina- terminan muchas veces recayendo en las redes del organismo financiero. La deuda externa deviene así, en definitiva, en un mecanismo de opresión por parte del capital imperialista. Veamos algunos últimos ejemplos.

Ucrania

La nación del este europeo que hoy está en la mira por el conflicto entre la Otan y Rusia, es una de las que más ha sufrido las políticas del Fondo. En 2014, tras la caída del gobierno de Víktor Yanukóvich, afín a Moscú, y el establecimiento de un gobierno “pro-occidental”, el organismo otorgó un préstamo por 17 mil millones de dólares. A cambio de la ayuda, Ucrania procedió al despido inmediato de 24 mil empleados públicos, aumentó impuestos al consumo (alcohol, cigarrillos) y se comprometió a una reforma energética (aumento de los precios) y la libre fluctuación de la grivna, la moneda nacional -o sea, su devaluación. De ese acuerdo, solo se desembolsaron 4.600 millones. Se rediscutió en 2015, añadiéndose préstamos más pequeños por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y el Banco Mundial. En ese momento, el FMI saludó el ajuste fiscal realizado (hubo un déficit del 4,6% en 2014, frente al 5,8% previsto), la suba del gas y de los combustibles. Pero el organismo es insaciable: exigió al gobierno avanzar en un mayor control de las empresas públicas, en una reforma judicial, tributaria y jubilatoria.

Las políticas del Fondo terminaron por consagrar a Ucrania como el país más pobre de Europa. Y en junio de 2020, Kiev volvió a suscribir un acuerdo stand-by con el organismo, esta vez por 5 mil millones de dólares. Para destrabar el último envío Ucrania debió presentar un memorándum con metas de déficit fiscal en el presupuesto 2022 (3,5% del PBI), y el compromiso de privatización parcial o total de los bancos PrivatBank y Oschadbank. En pocas palabras, la deuda y los acuerdos con el FMI son la avanzada de una colonización económica por parte del imperialismo.

Ecuador

Poco antes de finalizar su mandato, el gobierno de Lenín Moreno suscribió en noviembre de 2020 un acuerdo con el FMI por 6.500 millones de dólares. El gobierno se comprometió a aumentar el IVA, a despidos y rebajas salariales en el sector público, y aplicar “reformas estructurales”. El actual gobierno del banquero Guillermo Lasso está tratando de imponer esa agenda, lo que ya ha desatado movilizaciones de rechazo. Busca aprobar una reforma laboral que habilite la contratación a tiempo parcial y temporal; ya entró en vigor una reforma tributaria que aumenta la recaudación para asegurar el repago del préstamo y, además, dispuso un aumento de los combustibles en octubre. Este es un punto sensible: en 2019, la supresión de los subsidios por parte de Lenín Moreno desató un levantamiento popular cuya sombra aún perturba al poder político.

Colombia

A fines de marzo de 2021, siguiendo las recetas del FMI, el gobierno de Iván Duque implementó una reforma tributaria regresiva que imponía o aumentaba el IVA en productos básicos (café, azúcar, chocolate) y sumaba cientos de miles de trabajadores al pago del impuesto a la renta. El 90% de los ingresos a recaudar recaían sobre la clase trabajadora, y solo el 10% restante sobre los capitalistas.

Aquella reforma, que se intentó aplicar en uno de los peores momentos de la pandemia, en medio de un aumento de la pobreza, desató también un levantamiento popular, que obligó al gobierno a retirarla, lo mismo que a un proyecto de reforma de salud.