Los boliburgueses

Guido Antonini Wilson, Carlos Kauffman y Franklin Durán son viejos amigos, socios y traficantes de armas. Kauffman es dueño de Venocco, la segunda petroquímica de Venezuela, cuya materia prima compra exclusivamente a la petrolera venezolana Pdvsa. Además le vende armas a las policías estaduales. Durán es su socio en Venocco y en una empresa que provee taladros a Pdvesa. Además, le vende armas a las fuerzas armadas. Antonini tenía su propia empresa de venta de armas, pero la cerró después de que lo detuvieron con la valija. Uno está vinculado con el gobernador del Estado de Cojedes, otro es cuñado del de Miranda.


Moisés Maionica es abogado y banquero, vinculado con el vicepresidente Jorge Rodríguez (al que le vendió las urnas electrónicas) y a la Cámara de Comercio Italo-Venezolana. Según Guillermo Ledesma, ex camarista y ex abogado de Alfredo Yabrán en la causa por el asesinato de José Luis Cabezas, él lo contrató para que convenciera a Antonini sobre la conveniencia de entregarse la Justicia argentina.


Todos los detenidos son menores de 40 años, todos multimillonarios, todos disfrutan de autos de carrera y son dueños de mansiones espectaculares en Miami. Hasta que los compraron los servicios de inteligencias imperialistas, los nombrados estaban a las órdenes de los pregoneros del socialismo del siglo XXI. Son los “símbolos de la ‘boliburguesía’, nuevos ricos acusados de ser testaferros del chavismo”.