LOS "CAPACCIOLI" DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

La OMS al servicio de los pulpos farmacéuticos

A diferencia del colectivo y del dulce de leche, Héctor Capaccioli, el ex superintendente de Seguros de Salud que organizó los conocidos negociados con la mafia de los medicamentos, no es un invento argentino. Es más, al lado de la Organización Mundial de la Salud –una agencia de la ONU– es apenas un delincuente menor. Veamos.

“Según un estudio de la British Medical Journal, una de las revistas médicas de referencia, un informe clave de la OMS ocultó los vínculos financieros entre sus expertos y las farmacéuticas Roche y Glaxo, fabricantes de Tamiflu y Relenza, los fármacos antivirales contra el virus H1N1” (El País, 5/6).

No fue un negocio pequeño el de ese virus, conocido como “gripe A”.  Los gobiernos, en especial los europeos, fueron y son partícipes directos del negociado, en cuanto acumularon reservas de esos medicamentos por unos 6 mil millones de dólares (4.900 millones de euros). La directora del organismo, Margaret Chang, tiene un equipo de asesores “secretos”, y ahora se sabe por qué tanto misterio: esos asesores ocultos tienen intereses financieros y profesionales con los pulpos farmacéuticos que fabrican esos remedios. Tal el caso de Robert Webster, del Hospital Infantil de Memphis (Tennesse, Estados Unidos), y de Tasiro Masato, jefe de virología del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Japón. Se trata de dos personajes ampliamente conocidos en la industria farmacéutica internacional.

Ahora, muchos expertos sostienen que la OMS exageró adrede la peligrosidad de la gripe A para que los laboratorios saturaran el mercado hasta mucho más allá de cualquier necesidad real.

España, por ejemplo, compró 13 millones de dosis de vacunas y sólo usó 2 millones. Uno de esos expertos, Wolfgang Wodarg, promovió el año pasado una audiencia del Consejo de Europa, en Estrasburgo, en la que advirtió sobre la maniobra de las farmacéuticas y los gobiernos. Por supuesto, no fue escuchado.

Como se ve, la salud de los pueblos trabajadores del mundo está en manos de un puñado de grandes pulpos imperialistas y de los “Capaccioli” a su servicio. En tiempos de crisis, la descomposición capitalista se aproxima a la lisa y llana barbarie.

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