Los obispos defienden los saqueos a supermercados

En Brasil tiene también lugar por estos días una reunión del episcopado. La diferencia con lo que ocurre en Argentina no es, sin embargo, poca. Uno de los voceros de la reunión, el obispo de Joao Pessoa, del estado de Paraiba, en el nordeste, no vaciló en “defender los saqueos a supermercados y las invasiones de tierra por personas ‘hambrientas y desesperadas’” (Folha de Sao Paulo, 24/4). El obispo, Marcelo Pinto Carvalheira, agregó que “Es mejor matar el hambre del pueblo que mantener un supermercado”. No conforme con esto, ante la pregunta del periodista acerca de si sus palabras no podrían ser interpretadas como un incentivo, “don Marcelo” no reparó en asentir: “pero ¿qué hacer?, respondió, si es la verdad”.


Al día siguiente, como cabía esperar, los diarios brasileños lanzaron furibundas diatribas contra los dichos del cura. El diario citado, en un editorial, los calificó como “Una sequía de buen sentido”.


Pinto Carvalheira está clasificado en el ala izquierda del episcopado. Pero para ‘horror’ de la prensa brasileña, al día siguiente su posición fue defendida “por obispos de todas las corrientes de la iglesia”(Folha). Uno de los curas más conservadores, el obispo de Jundia, del estado de San Pablo, don Amaury Castanho declaró: “Hace poco tiempo le recomendé a una empleada doméstica, que me dijo en el confesionario que tenía cuatro hijos pasando hambre, que tomara lo que necesitara para su familia de la despensa de su patrón”. El domingo, don Amaury no dejó dudas sobre su posición ideológica, al abogar por la formación de un partido católico que impulse la introducción de la enseñanza religiosa y combata los derechos de divorcio y aborto.


Estas posiciones dentro del episcopado están reflejando la aguda tensión social que existe en Brasil. Mientras en el sur del país predominan las inundaciones, el nordeste es nuevamente víctima de una sequía que está privando de alimentación básica a una población de más de nueve millones de personas. El Movimiento de los Sin Tierra ya anunció que apoyará los saqueos a los supermercados si el gobierno no resuelve la situación en treinta días. Lejos de esto, el gobierno se encuentra en medio de una crisis política precisamente en el organismo encargado de enviar ayuda a las zonas afectadas. En el estado de Ceará ya hubo 33 manifestaciones de protesta frente a la sequía.


Pero igualmente dramática es la situación de los trabajadores en las principales ciudades del país. La desocupación en San Pablo alcanzó la tasa del 19%, lo que equivale a dos millones de desempleados; no se conoce la de sub-ocupados, aunque se sabe que en Brasil se encuentra históricamente entre las más altas del mundo. La perspectiva de los saqueos se cierne sobre las grandes ciudades ante el imparable crecimiento del hambre. La barbarie social que provoca la crisis capitalista se percibe en el incremento sin precedentes de los delitos comunes y en el estado de temor de la mayor parte de la clase media.


La posición de varios obispos se explica entonces por la amplitud de una crisis social y un potencial de movilización popular que no podría ser contenido con medidas represivas exclusivamente. Se trata de una advertencia al conjunto de la burguesía e incluso al imperialismo, para que suelten un poco la bolsa en beneficio de la población hambrienta si aún quieren viabilizar al régimen democratizante centroizquierdista de Brasil, que ejecuta como todos sus similares una política abiertamente proimperialista.