Una verdadera histeria democratizante acogió la detención de la viuda de Pinochet, sus cinco hijos y una veintena de colaboradores por la conocida estafa perpetrada por el genocida y su cría, en complicidad con el banco norteamericano Riggs. ¡La justicia es lenta pero siempre llega, ¿no?! Dos días más tarde, el juez que los puso a recaudo los dejó en libertad.

En este juicio se ventila el derecho de propiedad, porque los familiares alegan que son herederos legítimos de una fortuna, que no es responsabilidad de ellos la forma en que fue amasada. La viuda del criminal probablemente reciba el acogimiento del más allá antes de que el litigio se dirima, como le ocurrió a su esposo. El resto seguirá la pelea; si la fortuna política los acompaña es probable que se queden con la mayor parte del dinero de este latrocinio.