Lucha política y de clases en Bolivia

La represión no pudo derrotar a los amplios sectores de masas que se movilizaron contra el golpe derechista que destituyó a Evo Morales. Fue la colaboración directa del MAS, que se empeñó en “la pacificación”, lo que contuvo la irrupción en marcha; generando un cogobierno de hecho entre la golpista presidenta Añez y la dirección del MAS que viabiliza el mantenimiento de este régimen de transición, apoyado en las iglesias católica y evangélica, las fuerzas armadas, el imperialismo, las cámaras patronales y gran parte de las burocracias sindicales.


Nominaron el nuevo Tribunal Electoral que tendrá a su cargo la convocatoria a elecciones (junio de 2020). Se elegirá no sólo al presidente, sino también a legisladores. Se anula, por lo tanto, la elección de la primera vuelta para los miembros del Congreso. Aunque el MAS mantenía mayoría había perdido los dos tercios con los que contaba anteriormente. La derecha pretende dividir y hacer retroceder parlamentariamente al masismo.


Transición derechista


No se trata de un gobierno de transición hacia una salida electoral “democrática” como lo pintan el imperialismo y sus aliados. Pretende modificar la correlación de fuerzas para garantizar un triunfo derechista.


Incorporó a Bolivia al Grupo de Lima contra Venezuela y las rebeliones latinoamericanas. Yanquis e israelíes “capacitan” en antiterrorismo a las fuerzas represivas. No autoriza el salvaconducto para salir del país a funcionarios masistas refugiados en la embajada mejicana. Siguen las detenciones, el cierre de radios comunitarias, etc. Como los campesinos del Chapare han expulsado a la fuerza policial durante la resistencia antigolpista y le impide retornar a su base, el ministro del Interior, Murillo, con la excusa de garantizar el futuro acto electoral, amenaza con una intervención militar y nuevos baños de sangre. Se proscribe la presentación electoral de Evo Morales y García Linera. Y se libra orden de detención de ambos para impedir su regreso a Bolivia.


Divisiones y realineamientos


La oposición derechista no consigue unificarse. Está la candidatura de Carlos Mesa (segundo en las elecciones anuladas). Por otro lado, se presenta un frente del fascista Camacho (Asamblea Ciudadana de Santa Cruz) y el "populista" Pumari (Asamblea de Potosí).


Informaciones señalan fracturas del MAS: parte de sus dirigentes son críticos de Evo Morales y más abiertamente colaboracionistas e integracionistas con los golpistas. Evo fracasó en la reunión realizada el fin de semana en Buenos Aires, solo asistió una minoría de dirigentes masistas.


“Garantía” bonapartista de Evo


Para impedir el estallido del MAS (y el surgimiento de sectores radicalizados) se armó el operativo retorno de Evo Morales… a la Argentina. Pretende asegurar un tránsito ordenado al nuevo gobierno, limitar la división del MAS y que las masas se organicen en alternativas independientes y radicalizadas. El imperialismo acepta la presencia de Evo en Argentina y su intervención política.


Evo Morales pretende encapsular la lucha de los explotados detrás de las elecciones. El “plenario” realizado por él, el domingo 29, en el Bauen, juega este doble papel: colocar a Evo en el rol de árbitro respecto a las candidaturas y sumergir a las masas en el clima electoral.


Por la independencia política de la clase obrera


Las burocracias sindicales masistas fueron de las primeras que se pasaron al golpe.


Vitalicio Mamani, secretario de organización de la central obrera (COB), ha jurado como viceministro de Trabajo. Es la punta de un iceberg de burócratas sindicales hacia el gobierno golpista. La burocracia sindical no tiene ideología, su tendencia es a adaptarse a los gobiernos de turno, no ve más futuro que su integración al Estado burgués.


Muchos sectores burocráticos se declaran “independientes”, renegando de su pasado masista. Es una maniobra, para mejor ubicarse frente al poder actual y el que surja de una próxima elección.


La lucha por la independencia de los sindicatos, por una dirección clasista, es fundamental. Basada en mandatos de Asamblea, sin subordinarse a partido burgués, ni gobierno de turno: el movimiento obrero se tiene que parar frente al golpe desde la independencia política de los trabajadores. No significa encerrarse solo en los reclamos propios de cada categoría, hoy central. Sino organizar la intervención de clase con su programa reivindicativo y antimperialista, en la perspectiva de un gobierno obrero y campesino.


En febrero está convocado el Congreso de la COB. Si se reúne con los burócratas actuales no habrá futuro para el movimiento obrero. El anterior 18° Congreso de la COB aprobó tesis de apoyo a Evo Morales. Es necesaria una nueva dirección. Es fundamental que los sectores clasistas agiten por un Congreso de Bases de la COB, de delegados electos y mandatados en asambleas para votar un programa y plan de acción. Los militantes que se reclaman marxistas revolucionarios deberían organizarse para poner en pie un partido revolucionario de la clase obrera. La presencia de Evo Morales en Argentina acrecienta la importancia de que la vanguardia de la extendida comunidad boliviana en el país, mayoritariamente trabajadora, avance también en este reagrupamiento clasista y revolucionario.