Mesa, en “jaque mate”

Se amplia la crisis en Bolivia


Una agencia de noticias boliviana ha sentenciado el “jaque mate” para el presidente Mesa, luego que le fracasara el llamado a un “Encuentro Nacional” que no fue aceptado ni por el loro.


 


La crisis política, sin embargo, va más allá de la controvertida ley de hidrocarburos que apareció en el centro de la escena en estos últimos días. De hecho, en el debate parlamentario la norma ya fue muy adaptada a las exigencias de los pulpos petroleros: deja abiertos mecanismos fiscales para compensar a las empresas por los nuevos impuestos, recorta las atribuciones del Estado para fijar los precios del combustible, no declara la caducidad de los contratos leoninos vigentes.


 


Todo esto había sido cuestionado por Evo Morales, el líder del MAS, pero ya no lo es más. Evo acaba de aceptar la promulgación de la ley y declaró que “ese asunto ya no es el eje de la situación” (Clarín, 18/5). Antes había rechazado sumarse a la movilización convocada por la COB y la Federación de Juntas Vecinales de El Alto. Plantea una “asociación equitativa” con los monopolios gasíferos.


 


En estas condiciones Morales busca asegurar su propio arbitraje frente al desmoronamiento en la cúpula del régimen. Hace mucho tiempo que el MAS aceptó cambiar la “agenda de octubre de 2003” (nacionalización de los yacimientos y la cuestión del poder) por la de “junio de 2004”. Se trata de un pacto de gobernabilidad con la derecha que se levantó en Santa Cruz y Tarija, que concilie el reclamo de “autonomía” de los departamentos (provincias) petroleros en el marco de una Asamblea Constituyente.


 


Lo que ahora está en discusión es un adelantamiento de las elecciones. Clarín incluye la versión de un reagrupamiento de militares para enfrentar la “disolución del país” con planteos similares a los del general nacionalista Juan José Torres de principios del ’70. El jefe de la COB, Jaime Solares, acaba de plantear que  “necesitamos un gobierno revolucionario como el de Hugo Chávez” (BBC, 17/5).


 


El lunes, una movilización multitudinaria ocupó las calles céntricas de La Paz; se están desarrollando bloqueos de rutas en varias partes del país. El magisterio y los trabajadores de la salud paceños iniciaron, también el lunes, una huelga junto a las marchas decretadas por la central obrera. El alcance de esta oleada de luchas será clarificado por su propio desarrollo. Es necesario restablecer la “agenda de octubre”, es decir, el gobierno obrero-campesino, para nacionalizar el gas, expropiar a las petroleras y reconstruir Bolivia sobre nuevas bases sociales.