Miserias de la “extrema” izquierda uruguaya

El Movimiento Revolucionario Oriental (MRO) es la organización situada más a la izquierda dentro del Frente Amplio. Su misma permanencia en el FA ha sido cuestionada por los derechistas  de la coalición (e incluso por ciertos “izquierdistas’”) a partir de las declaraciones de Mario Rossi Garretano, su principal dirigente, defendiendo “la lucha armada” y “la violencia” como métodos de lucha de los explotados.


Hace pocos días, La República (30/12) informó que “en un documento público el Movimiento Revolucionario Oriental, que desde el 1º de octubre al 13 de diciembre mantuvo el más absoluto silencio, (las cursivas son de PO)se confiesa: ‘el MRO votó nulo, contra ambas opciones, ninguna de las cuales eran solución a los reclamos de los trabajadores.’


“La opción asumida por los liderados por Mario Rossi Garretano se fundamentó en que las tendencias socialdemócratas hegemonizaron el Frente Amplio durante la campaña por el plebiscito. ‘El peligro de un referéndum hegemonizado por las fuerzas socialdemócratas era que estas fuerzas tenían que ofrecer ciertas garantías a la clase dominante, ante la eventualidad del triunfo: la primera y fundamental, que el resultado sería negociable.’


“Para el MRO antecedentes de este peligro sobran: ‘pactos del Club Naval, Concertación Programática, acuerdos con Sanguinetti, negociación del voto verde, etc., sustituyendo la lucha de clases por la conciliación de clases’.


“En tal sentido asegura que el ‘triunfo popular’ del 13 de diciembre fue ‘un paso de acumulación de las tendencias socialdemócratas que hegemonizan el movimiento popular en este momento y por lo tanto desarticulan una acumulación hacia una opción revolucionaria de masas.’”


De la información que brinda La República surge una radiografía sencillamente espantosa de la izquierda del FA: su ala más extremista sólo fue capaz de manifestar su oposición al voto por el Sí recogiéndose en el silencio. ¿Pero qué clase de oposición es una oposición silenciosa? Los compañeros del MRO pretenden hacer sonar el ruido de las armas, pero su centrismo político los condena a no lograr emitir el más modesto de las cuerdas vocales o del papel impreso.


El MRO ni siquiera adoptó una posición contra el Sí, favorable a la privatización selectiva de las empresas del estado —algo así como entrega en cuotas al imperialismo. El voto nulo que el MRO evitó “recomendar”  no tenía que ver con el carácter del Sí sino con una previsión de que el “ala socialdemócrata” del FA desvirtuará una victoria del Sí, esto a través de negociaciones con el gobierno. El MRO hace trascender recién ahora su posición secreta a favor del voto nulo, porque comprueba el descontento que crea la política del FA, pero un descontento que él, el MRO, ha sido incapaz de preparar. El MRO no se ha dado cuenta, parece, que la posición negociadora estaba implícita y explícita en la posición por el Sí, que admitía una “reforma del Estado” compuesta de privatizaciones en gran escala que tuvieran más en cuenta los intereses de la burguesía industrial y agraria en detrimento relativo de los pulpos financieros, en especial de los norteamericanos (no de algunos europeos). La posición consecuente como sí misma es entonces la de los “socialdemócratas”, no la del MRO. El mismo MRO cita, en el documento que transcribe La República en parte, las innumerables “negociaciones” (traiciones y entregadas) del FA con los gobiernos civiles y militares del imperialismo, como para que se justifique ahora una suerte de indignación por las negociaciones con Lacalle. Como ocurre con los matrimonios desavenidos, las quejas del MRO contra los “socialdemócratas” tienen la función de evitar la ruptura, evitar caracterizar de conjunto al FA y por sobre todo esconder las propias e ignoradas incompetencias políticas.


La izquierda del FA (tupas, PC ortodoxo, MRO) va alegremente a remolque de la derecha —no de la socialdemocracia entendida como idea o programa, sino de los agentes del imperialismo, cuya única política es acomodarse a las circunstancias del momento. El momento actual es el más adecuado e imperioso para que la izquierda rompa con el FA y establezca un frente independiente de los explotadores. A partir de ahora la “izquierda” se convertirá, en caso de que no rompa, en simple marioneta dentro de las maniobras de la cúpula del FA.