Mundial de Brasil: ya lleva cuatro muertes obreras

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Las obras del Mundial de Brasil ya han causado la muerte de cuatro trabajadores de la construcción en distintos estadios. El gobierno brasileño trabaja contra reloj para la finalización de las obras y no escatima esfuerzos… de los obreros superexplotados. En los 12 estadios-sedes se trabaja tres turnos y existen horas extras que exceden la normativa oficial. Hay centenares de empresas tercerizadas en cada estadio, y fuertes denuncias gremiales sobre la precariedad del trabajo, la falta de respeto a las medidas de seguridad laboral y la llamativa ausencia de inspectores de trabajo.

En una de esas sedes, Cuiabá, están trabajando haitianos que emigraron después del terremoto como mano de obra ultrabarata. El dirigente local del sindicato de la construcción, Cicero Custodio, dijo que “los trabajadores están listos para realizar una huelga si las condiciones de trabajo no mejoran” (Portal de Noticias G1, 20/12).

Frente a la muerte de los trabajadores, dirigentes de la Fifa han declarado con todo descaro: “La Fifa lo que puede hacer es pedirle a Dios o Alá, o quien sea, que no haya más accidentes” (Joseph Blatter, durante el sorteo de la Copa del Mundo realizado a principios de diciembre en un balneario en el noreste de Brasil).

En Brasil arrecian las críticas sobre las inversiones realizadas para esas obras y su destino después del Mundial -fundamentalmente en los estadios sobre la zona amazónica. Ha trascendido que uno de ellos podía ser reciclado como futura cárcel.

La conversión del juego del fútbol en un gigantesco negocio de corporaciones capitalistas se funda en un gigantesco despilfarro de recursos, por un lado, y en la mayor explotación obrera, por el otro.

Juan Ferro