Nacionalismo burgués y revolución social

Socialist Appeal, la corriente encabezada por Ted Grant y Alan Woods, caracteriza como “revolucionario” el “proceso que se ha abierto en Venezuela, en particular desde la elección del presidente Chávez en 1998”. En Venezuela, sin embargo, no se ha verificado el pasaje del poder de una clase a otra ni, lógicamente, una transformación de las relaciones sociales fundamentales.


El proceso chavista es nacionalista; tiene como eje la recuperación para el Estado de la renta petrolera, es decir que se trata de un nacionalismo fiscal que no altera, ni lo pretende, las bases sociales de la dominación burguesa. Por otro lado, tiene firmemente atado al proletariado al Estado capitalista.


Bajo Chávez, la deuda externa se continuó pagando puntualmente, el Estado continuó endeudándose con el capital financiero (en particular, con los bancos “nacionales”), la fuga de capitales fue sencillamente espectacular (ante la pasividad oficial), la burguesía continuó teniendo en sus manos todas las palancas económicas (¡y no sólo éstas!) para desquiciar la vida de las masas y hostigar al gobierno. La provisión de petróleo venezolano a Estados Unidos se mantuvo inalterable, incluso ante la invasión de Irak o el respaldo yanqui a los golpistas; más aún, fueron privatizados importantes yacimientos gasíferos en beneficio de grandes pulpos como la Chevron-Texaco. Durante el llamado “proceso revolucionario” no se redujo la desigualdad social ni la miseria popular.


La organización del poder en está en manos de la clase obrera, sino del ejército.


Es una obligación de los revolucionarios defender a Chávez frente a los ataques del imperialismo y la burguesía escuálida. El PO fue la única organización fuera de Venezuela, que apoyó el levantamiento popular chavista de 1992. Pero Chávez no es la revolución e, incluso, llegado el caso, si la clase obrera venezolana perfila su independencia política, puede llegar a convertirse en la reacción. Esto porque los intereses que defiende el nacionalismo chavista son los de la burguesía y el Estado nacionales, hasta cierto punto (el límite es la propiedad privada) frente al imperialismo, pero por sobre todo, frente a la clase obrera.