Nicaragua: “Ensayo de insurrección popular”

En la huelga del transporte que paralizó a Nicaragua durante cuatro días con gran apoyo popular, se verificó un giro fundamental en la situación del país y, particularmente, en la situación del movimiento de masas.


La huelga fue un estallido de la rebelión popular contra el gobierno fondomonetarista de la Chamorro, que ha llevado al 70% de la población del país a vivir debajo de los niveles de miseria. En las últimas semanas, la Chamorro lanzó un ataque devastador, al descargar una catarata de impuestos sobre la población pauperizada y  aumentar un 25% el precio del combustible.


El impuesto a la tenencia de vehículos fue la gota que desbordó el vaso de la paciencia popular y desencadenó una huelga de características revolucionarias. Managua y las principales rutas y ciudades del país se llenaron de barricadas y las hogueras con neumáticos se extendieron por todos lados. El apoyo popular a la huelga fue fulminante: “desde el triunfo de la revolución sandinista, nunca antes la población había apoyado de tal manera una huelga”.  La policía fue incapaz de enfrentar la situación. Según el corresponsal de AP en Managua, “en menos de seis horas, la ciudad se convirtió en un extraordinario ensayo de insurrección popular” (La Nación, 27/9). Todo esto está reflejando un extraordinario giro político.


Durante cuatro días, el gobierno fue impotente ante el “ensayo de insurrección”, “el poder estuvo en la calle” … pero la Chamorro logró retenerlo a pesar de estar “huérfana de apoyo” (ídem). Esto retrata la responsabilidad de la dirección sandinista, que se negó a dar una salida política a la movilización popular planteando la caída del gobierno.


Después de la huelga, la polarización del país es agudísima. Con las masas en la calle, la fractura y descomposición sandinistas saltan a la vista. Mientras una fracción sandinista llamaba a sostener la huelga, “la mayoría sandinista y del ‘grupo de centro’ que controla la Asamblea Nacional puso una tabla de salvación en sus (del gobierno) manos para encontrar una solución a la huelga … bajo la supervisión del ex ministro y ex guerrillero sandinista William Ramírez” (ídem). La fractura reproduce el enfrentamiento planteado en el sandinismo un mes antes de la huelga: mientras un numeroso grupo de dirigentes intermedios reclamaban una “oposición frontal” al gobierno y la renuncia de la dirección histórica del FSLN, otro sector —parlamentarios, funcionarios— planteó que era “una locura” abandonar la colaboración con el gobierno.


También la derecha abandonó al gobierno y se reagrupa en la Alianza Liberal Constitucional dirigida por el alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, con el apoyo de los terratenientes que recuperaron “sus”  tierras en los últimos dos años. La Alianza Liberal es, según “Newsweek” (23/8),  “la vieja máquina de Somoza revivida…”


Un gobierno acabado, una polarización política aguda y las masas en la calle “ensayando” una insurrección general.