Nicaragua: ni aborto terapéutico

-Exclusivo de internet

En 2006, en el marco del proceso electoral que llevó a Daniel Ortega a la presidencia, los diputados del Frente Sandinista de Liberación Nacional que respondían a Ortega, eliminaron la excepción de penalización en los casos de aborto terapéutico.

Nicaragua pasó a ser el país de América Latina que de forma más contundente le imprimió un terrible retroceso a las condiciones de vida de sus mujeres y niñas. Los resultados de dicha política se pudieron ver antes del nuevo triunfo de Ortega el último domingo, quien utilizó el caso de una niña de 12 años que parió un hijo fruto de una violación, a favor de la ratificación de aquella votación.

En Puerto Rico se acaba de aprobar una legislación igualmente restrictiva, pero que no tiene validez legislativa ya que va en contra del fallo Roe vs. Wade que en Estados Unidos permite el aborto de fetos sin viabilidad fuera del cuerpo de las mujeres. Peculiaridades de la dependencia nacional. En el estado de Missisipi, demócratas y republicanos coinciden en plena campaña electoral en apoyar la enmienda 26 para proteger “la vida desde la concepción”. Idéntica iniciativa se ha tomado en más de doce Estados norteamericanos.

La bolivariana Venezuela sigue con la práctica del aborto penalizada. La presidenta de Brasil hizo profesión de fe en plena campaña y abandonó su pasado a favor de la despenalización. En Uruguay, el gobierno del Frente Amplio vetó la ley de educación sexual que incluía la práctica legalizada del aborto. Mientras en la Argentina avanzan los sectores que bloquean el acceso a los casos de abortos no punibles, de la mano de la designación de funcionarios clericales a la cabeza de los hospitales. El eje progresista de América Latina se encuentra trágicamente encolumnado con los intereses del capital y del clero. Tal combinación da como resultado una política de profundización de los ataques a las condiciones de vida de las mujeres. Un movimiento de mujeres que pretenda ser consecuente con cada una de las reivindicaciones pendientes, deberá adoptar un programa revolucionario para terminar con estas variantes políticas que entregan los derechos de las mujeres en el altar del capital y el oscurantismo, protagonizando un retroceso histórico, en las condiciones de vida de las mujeres.