O.K. norteamericano a Tabaré Vázquez

Podía haber elegido el silencio, como lo ha hecho la inmensa mayoría de los otros embajadores. Pero Christopher Ashby, el de los Estados Unidos, no lo vio de esta manera. Es así que, cuando faltaban apenas nueve días para la segunda vuelta de las elecciones uruguayas, le contó al semanario Búsqueda, de Montevideo, que el mismísimo Tabaré Vázquez “le aseguró que su política ‘será favorecer la inversión extranjera’ y que, por lo tanto, no es un factor de alarma” (una victoria del Encuentro Progresista). El representante de Clinton también dijo que “después de todas (!!) mis conversaciones con el señor Vázquez y los otros dirigentes del partido (?) desde hace dos años, no tengo ninguna preocupación (porque accedan al gobierno)”. Además,”tras haber leído el discurso de Vázquez en la Asociación de Dirigentes de Marketing, no vio ‘nada en esa presentación de su programa que sea contra la filosofía democrática ni contra los intereses de Estados Unidos’…” (El Observador, 19/11).


Ciertamente, la importancia de las declaraciones del diplomático yanqui no residen solamente en la venia que anticipa el imperialismo a un gobierno del Encuentro Progresista y en el completo rechazo, por lo tanto, a la campaña blanqui-colorada que presenta al EP como una alternativa de “intolerancia”,”disenso civil” y hasta un retorno al período anterior al golpe de 1973. Al destacar la coincidencia con los “intereses” norteamericanos, Ashby desmientetambién que la propuesta de un impuesto a la renta, que se ha transformado en el eje del cuestionamiento de la derecha en el tramo a la segunda vuelta, tenga un carácter nocivo para la política fondomonetarista que impulsa el gobierno de Clinton. De manera que las declaraciones del embajador de Washington equivalen a un respaldo político e intelectual del capital financiero al planteo impositivo de la ‘izquierda’ uruguaya.


Más lejos aún ha ido la Iglesia uruguaya, la que por otra parte tiene una vieja cuenta pendiente con los ‘masones’ del partido colorado. Es que el Episcopado emitió un “mensaje de paz”, que contrasta con su visceral anticomunismo en el pasado, y ha llamado a construir una “patria de hermanos”, lo que ubica a un triunfo del EP en la perspectiva de un gobierno de conciliación nacional (El Observador, 18/11). La declaración del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal, por su lado (22/11), no vaciló en llamar de hecho al voto por Tabaré Vázquez, al criticar “los salarios insuficientes, el aumento de la marginalidad, la exclusión social, la falta de empleo y las tensiones sociales”.


La venia del imperialismo yanqui y del Vaticano al Encuentro Progresista, no va condicionada por ninguna clase de reservas, un hecho cuyo valor lo mide el contraste con lo ocurrido en oportunidad de las elecciones que consagraron a Salvador Allende, en Chile. Es decir que los explotadores no se limitan a registrar un hecho consumado; también lo respaldan. Si a esto se agrega el respaldo que Tabaré va recogiendo en diversos sectores blancos e incluso en la Unión de Industrias, se dibuja todo un arco de apoyo del capital a un gobierno del Encuentro Progresista. Tabaré hará el resto más tarde cuando dé a conocer a los Llach o López Murphy que pudieran integrar el gabinete de un eventual gobierno de la ‘izquierda’.