“Operación Basura” Contra Chávez


Los economistas criollos siguen deambulando por los estudios de televisión para asegurar que Argentina se encuentra blindada frente a la crisis financiera internacional.


Aseguran que estamos protegidos por los altos precios de las materias primas, por la demanda de China y por las divisas que lleva acumuladas el Banco Central.


Lo mismo sostenían los grandes bancos norteamericanos que ahora se encuentran al borde de la bancarrota.


Pero como lo acaban de demostrar los trabajadores del Indec, Argentina ni siquiera necesita que la zamarreen de afuera, porque con una inflación del 20-25 por ciento anual se sacude sola.


De cualquier modo, se trata de una inflación ‘reprimida’, porque no tiene incorporado el semi-congelamiento de precios de los combustibles, la energía o del transporte, ni el deterioro de la infraestructura en estos rubros.


La Presidenta se ha visto forzada a aplazar, otra vez más, un reajuste ya comprometido de los precios de la electricidad.


Solamente aquí, el gobierno ha dilapidado casi 5.000 millones de pesos en subsidios, que obviamente no han agregado un solo Kw en capacidad instalada.


Por otro lado, también los salarios revisten entre los precios reprimidos, como se pudo ver en el generalizado reclamo de un aguinaldo especial a fin de año.


Más allá de los convenios colectivos, la mitad de los trabajadores en negro recibe un salario considerablemente por debajo del que regía antes de 2001.


En menos de un mes, los temores que generan las paritarias en el oficialismo obligaron a la Presidenta a pedirle a Moyano que archive su amenaza de cambiar de vereda y se comprometa con un tope salarial cuando se discutan los convenios de trabajo.


La inflación ha paralizado por completo al nuevo gobierno, que ha sido incapaz hasta ahora de tomar cualquier iniciativa económica en los frentes de crisis que tiene abiertos.


Una prueba de ello es la negativa oficial del nuevo jefe de la Anses a cumplir con el fallo de la Corte que establece la movilidad de las jubilaciones, con el argumento de que necesita asegurar los grandes equilibrios económicos.


Otra prueba es la decisión de construir un tren bala a Rosario y a Córdoba por el solo motivo de que Francia ofrece una financiación extranjera que los Kirchner no reciben de ningún otro lado.


Para desgracia del matrimonio, sin embargo, el banco encargado de la operación, el Société Générale, se ha ido a pique por una apuesta desafortunada en los mercados financieros.


La crisis mundial agarra a Argentina cuando aún no ha superado los desequilibrios enormes que generó la bancarrota de 2001.


 


Esto se ve también en la cuestión del ‘famoso’ superávit fiscal, que no tiene en cuenta los pagos de intereses de la deuda pública y la necesidad de amortizar una parte de su capital. Cuando se toma en cuenta al conjunto de las provincias, la situación se convierte en deficitaria; las provincias sólo reciben el 36% de la recaudación de impuestos, contra un 52% bajo los gobiernos de Perón, primero, y Alfonsín, más tarde.


Pero las finanzas provinciales no tienen en cuenta, a su turno, los déficits enormes de los municipios, como se verifica en los impuestazos que han decretado los intendentes bonaerenses en las primeras semanas del año. A esta calamidad hay que añadir que las cuentas públicas no consideran el faltante de inversión en educación, vivienda y salud – o sea que esconden un completo deterioro de la infraestructura social pública. En esta línea se entiende que la oferta de educación privada, en la Ciudad de Buenos Aires, supere holgadamente a la pública, con el encarecimiento consiguiente de la canasta de consumo. La Presidenta ha tenido la ‘magnanimidad’ de aumentar los subsidios a las obras sociales, pero todavía falta el hueso más duro, como lo son los aumentos de tarifas de las pre-pagas.


 


Todos estos desequilibrios ya estaban presentes para 2008, esto sin tener en cuenta la crisis internacional. Esta última amenaza incrementar las presiones inflacionarias, en el caso de una devaluación del dólar y de la especulación que favorece la reducción de tasas de interés en Estados Unidos, para desatar luego una depresión y deflación generales cuando se derrumbe la demanda golpeada por la inflación.


En las tres primeras semanas de 2008 se ha producido una fuga de capital de 10 mil millones de dólares en Brasil – uno de los países donde la especulación financiera ha jugado más alto en los últimos años. No hace falta que Argentina sea vulnerable a los vientos externos; es suficiente que lo sea Brasil, cuya Bolsa, a diferencia de la Bolsa de Argentina, ha acumulado una enorme deuda financiera.


 


Perón, Perón


 


En este contexto de crisis el ex Presidente quiere convertirse en jefe del PJ por aclamación – naturalmente con vistas a las elecciones de 2011. Necesita llenar un vacío político en el campo de los punteros políticos del oficialismo, que como lo demostraron las elecciones en numerosos municipios están más divididos que nunca. Es inevitable que el copamiento de la presidencia del PJ termine creando una dualidad de poderes, sin que importe para ello la armonía de la pareja oficial. Lo que importará sobremanera aquí es la marcha de la crisis económica y la agudización de las contradicciones sociales. Objetivamente se crean dos centros de poder, uno vinculado a la gestión gubernamental y el otro que tendrá que ver con la lucha de las camarillas pejotistas.


 


Los ataques criminales contra los intendentes de Almirante Brown y Esteban Echeverría, por parte de sus viejos rivales en el distrito, pone de manifiesto que una ‘normalización’ del PJ podría llegar a ser sangrienta a nivel municipal, y que en todo caso Kirchner tendrá que tomar primero el cetro y luego peregrinar por los distritos para arbitrar los conflictos. No es precisamente una tarea que potencie. A nivel provincial ya han asomado los conflictos entre Scioli y Balestrini, e incluso entre éste y De Vido, quien también tendría aspiraciones a encabezar al pejotismo bonaerense. Con una conveniente dosis de problemas económicos y luchas sociales, la dualidad de poderes se podría dilatar hasta formar cuadriláteros y pentágonos de peleas. Por último, Kirchner tendrá que convencer a los ‘progres’ y a los piquetruchos de que el renacimiento del peronismo no va en desmedro de ellos. Varios opinólogos han asegurado que el país acabará descubriendo de nuevo que el peronismo es el único partido realmente existente de Argentina, pero olvidan que esto no lo consiguió ni Perón – salvo durante un período muy breve.


El intento de Kirchner se parece más al canto de un cisne (luego muere), aunque tampoco es claro que Kirchner cante. En un contexto más general, el intento de acaparamiento completo del poder por parte del matrimonio oficial, como si tratara de un bien ganancial, va a contrapelo de otras experiencias en el continente, que han lucido más sólidas hasta hace poco; a nadie se le escapa la declinación política de Morales y de Chávez. El objetivo estratégico de un acaparamiento del poder es regimentar a los trabajadores y explotados, y forzarlos a una colaboración permanente con la patronal.


 


A desalambrar


 


En el campo de los trabajadores tenemos un panorama complejo. De un lado, existe una vanguardia de trabajadores que se está defendiendo de un ataque conjunto de la patronal y la burocracia sindical, que quieren eliminarlos de la escena del movimiento obrero. Del otro, hay una enorme masa de trabajadores que está ejerciendo una presión sorda que por momentos se hace abierta, por sus condiciones de trabajo y de sus salarios. Si ambos movimientos marcharan en común serían imbatibles, y no solamente esto: tendrían la capacidad para generar un cuadro de gran deliberación popular.


 


En estas condiciones, la coordinación para defender a los lugares de trabajo en conflicto debería extenderse a una acción común con referencia a las paritarias y los lugares de trabajo principales de cada sindicato, que es donde las discusiones paritarias tienen mayor repercusión. Al lado de una campaña de solidaridad con las luchas, se presenta incluso como más importante una campaña para que los trabajadores ejercen la soberanía en los reclamos paritarios. El diseño oficial, que al principio pretendía que se firmaran convenios bi-anuales para extender el período de ‘paz social’, ahora busca lo mismo pero al revés: aumentos en cuotas, que congelen por anticipado los salarios de cara a la inflación. Se trata de desarrollar una política que levante las tranqueras entre las distintas aspiraciones y formas de lucha del pueblo.


 


El asunto es, con todo, más amplio. Todos los sectores populares se encuentran afectados por la crisis capitalista y la política oficial. Los jubilados, a los que no se reconoce la movilidad de las jubilaciones ¡en un período inflacionario! Los barrios que sufren cortes de agua y de luz, incluso como resultado de la especulación inmobiliaria. Las muertes en las rutas, que ponen al desnudo la falta de infraestructura vial, sobrecargada por la expansión anárquica del parque automotor.


 


Existe un vínculo común entre todas estas aspiraciones, más allá de su heterogeneidad social, que consiste en que tienen como contrincante al mismo Estado capitalista condicionado por los intereses de los explotadores. Las revelaciones incesantes de nuevas conexiones entre el aparato oficial del Estado y los viejos grupos de tareas – luego de un cuarto de siglo de democracia y cinco de kirchnerismo–, y las operaciones constantes de estos dos aparatos para amedrentar al pueblo, como la represión a los trabajadores en lucha, la desaparición de JJ López, el ‘suicidio’ de Febres, el reiterado ‘gatillo fácil’; demuestran que es imposible obtener la satisfacción de las aspiraciones democráticas sin desmantelar a ese aparato y al gobierno que activamente los protege o los encubre.


 


Los Kirchner están sentados no solamente sobre una caldera social sino también política. El canje político que ha hecho el matrimonio oficial con el gobierno de Bush para proteger a su propia camarilla y desviar los ataques por la valija con exclusividad al gobierno de Chávez, revela su incurable hipocresía política y su rápida capacidad de adaptación a las presiones del imperialismo. Lo más sucio de la ‘operación basura’ atribuida por la Presidenta a Bush ha sido su propia adaptación a ese operativo, que naturalmente acentuará la crisis continental en la que se encuentra envuelto el gobierno ‘bolivariano’.


 


La tarea que propone el Partido Obrero es juntar todos estos reclamos y reivindicaciones; preparar el terreno para luchar por ellos; coordinar las luchas; acentuar la denuncia de los atropellos políticos del Estado en el país y la política internacional; y por medio de esta acción liberar las fuerzas contenidas del movimiento popular y luchar para las concentre en una perspectiva socialista.