Otan mediante, siguen las masacres de Milosevic en Kosovo

Bajo la mirada de los ‘observadores’ de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea), los esbirros del dictador serbio Milosevic volvieron a masacrar al pueblo de Kosovo, la provincia serbia de mayoría étnica albanesa que reclama su independencia. Esta vez, 45 aldeanos del poblado de Racak fueron asesinados en un territorio supuestamente bajo la protección de la Otan y mientras, también supuestamente, rige una ‘tregua’ firmada en octubre entre Richard Hoolbroke, enviado especial norteamericano, y Milosevic. 

La masacre de Racak marca el punto más alto del recrudecimiento de los enfrentamientos militares entre Serbia y los independentistas del Ejército de Liberación de Kosovo y de la actividad terrorista serbia que recomenzó en noviembre pasado. El ‘acuerdo de paz’ trabajosamente armado por los norteamericanos duró apenas un mes: desde que fue firmado, fueron asesinados varios centenares de civiles kosovares y sólo regresó una ínfima parte de los refugiados. 

El fracaso del acuerdo impuesto por los norteamericanos estaba prácticamente cantado. Esto porque sólo planteaba un retiro apenas ‘cosmético’ de las tropas serbias y porque no daba ninguna solución al reclamo de los kosovares: el proyecto de ‘autonomía’ planteado por los norteame-ricanos le daba a Kosovo menos libertades que las que gozaba en la vieja Federación Yugoslava. Las masacres que siguieron a la firma del ‘acuerdo de paz’, sin embargo, se encuentran en la línea estratégica diseñada por el imperialismo norteamericano desde el inicio de la rebelión kosovar en marzo de 1998: permitir su aplastamiento a manos de los serbios para luego imponer la ‘paz’. 

Todo esto ya lo denunciamos anticipadamente en Prensa Obrera: “Estados Unidos es, en realidad, el principal instigador de la masacre del pueblo kosovar. Presentándose como su ‘protector* y amenazando a Milosevic con la intervención militar de la Otan, Washington azuzó a los kosovares a pasar a la ofensiva sabiendo que serían masacrados o, más precisamente, para que fueran masacrados (…) El imperialismo norteamericano instigó la masacre para sacar de la impasse las negociaciones por una autonomía limitada de Kosovo bajo la tutela de Milosevic -es decir, una ficción de autonomía (…) Para imponer la salida imperialista de la ‘autonomía’, la población kosovar debía ser masacrada y fue masacrada” {Prensa Obrera, N° 604,15/10/98). 

Mientras recrudecen las matanzas, el imperialismo refuerza su presencia militar en la región. A los miles de soldados estacionados en Bosnia, se les acaba de sumar la duplicación del destacamento de la Otan en Macedonia, donde también existe una fuerte minoría albanesa. Todo esto, claro, sin contar los submarinos y portaviones con armamento nuclear en las costas de los Balcanes y los cientos de aviones de combate en las bases italianas, alemanas y españolas de la Otan. 

La fragmentación de la vieja Federación Yugoslava -en función de imponer la restauración del capitalismo- ha convertido a cada una de sus repúblicas ‘independientes’ en una marioneta política, económica y militar del imperialismo, y en especial de los Estados Unidos. Los norteamericanos se valieron del ‘nacionalismo’ de las distintas fracciones burocráticas de la ex Yugoslavia para imponer más férreamente su dominación del conjunto de la región. 

Sin embargo, la ‘re-balcanización’ de los Balcanes está en completa crisis. No sólo lo revela el recrudecimiento de la lucha de los albaneses de Kosovo sino también la situación de Bosnia, donde no ha podido ponerse en pie ninguna ‘república independiente’ y las tropas de la Otan están obligadas a permanecer por un plazo muy prolongado; la situación de Albania, al borde de la guerra civil y con un territorio virtualmente partido entre los partidarios de Berisha (el derechista derrocado por la revolución de marzo de 1997) en el norte y los del gobierno ‘socialista’, en el sur; las tensiones con los albaneses de Macedonia; y, finalmente, la situación en la propia Serbia, donde la miseria y la desocupación vienen anunciando, desde hace tiempo, la posibilidad de un “estallido social”. 

Todo esto demuestra que en los Balcanes no existe una salida ‘nacional’ progresiva para los explotados que no sea la de una Federación Libre y Socialista de los pueblos balcánicos, cuyo punto de partida es la lucha por la expulsión del imperialismo y de la Otan y de las camarillas burocráticas ‘nacionales’.