Otoño caliente

Europa espera un otoño caliente, que parece, sin em­bargo haber comenzado en vera­no. En Alemania oriental se vie­nen produciendo todos los lunes manifestaciones de rechazo a la reforma de la seguridad social del gobierno Schroeder. El método de lucha fue usado contra el gobier­no stalinista en 1989 aunque si tiene el mismo éxito, el derroca­miento del gobierno significaré esta vez un duro golpe contra el capital. El gobierno alemán bus­ca reducir el tiempo de beneficio del seguro al desocupado, para incorporarlo al segundo año al sistema de asistencia social -o sea, un plan Trabajar a la ger­mana-. En la parte este de Alemania la desocupación (35%) triplica el promedio nacional.


En Alemania, como aquí, el propósito es valerse de los de­sempleados para reducir el sala­rio de los trabajadores, obligando a aquéllos a contratarse en con­diciones inferiores a las medias. La patronal alemana aprovechó el verano para imponer en Sie­mens y Mercedes-Beni un alar­gamiento de la jornada laboral sin tocar los salarios; contó para dio con d apoyo de la burocracia de los sindicatos. Amenazaba con trasladar sus plantas a África del Sur o a Europa oriental, cuando la Mercedes de África del Sur se encontraba parada por una huelga por aumento de galanos. La ofensiva patronal tendrá un nuevo episodio con d intento de hacer lo mismo por parte de Volkswagen. Lo que es claro es que los ataques de ensayo contra los bastiones obreros del país comienzan a con­jugarse con un despertar de la conciencia de que es necesario de­rrotar estas tentativas. Las ma­nifestaciones de masas en Leip­zig, Essen, Berlín van creciendo cada lunes.


La caldera alemana se va en­cendiendo cuando ya ha sumado varios grados en Italia, donde a partir de septiembre deben reno­varse numerosos contratos de trabajo, en especial d de los metalmecánicos. La patronal italia­na pretende que se suscriban acuerdos marco que dejen en libertad de negociación a las par­tes a nivel de región o incluso em­presa. La federación obrera metalúrgica rechaza modificar las condiciones de contratación y re­dama también un aumento sala­rial general del orden de 10%. Se plantea la posibilidad de que la federación metal mecánica lidere un movimiento reí vindicativo de conjunto, dada la tendencia a la capitulación que domina en las tres OGT italianas (OGEL, CISL y UTL). El movimiento gremial en Italia empalma con una aguda crisis del gobierno Berlusconi, cuya caída solo espera la aparición del detonante.