Otra gran huelga en EE.UU.

Se ha cumplido ya una semana de la huelga de los pilotos de la compañía aérea norteamericana Northwest, que tiene 50.000 trabajadores. Ahora, también los sindicatos de los trabajadores de tierra (mecánicos y administrativos) y de personal de cabina votaron ir a la huelga si la patronal no mejora su oferta para la renovación de los contratos colectivos.


La principal reivindicación, tanto de los pilotos como de los demás trabajadores, es la recuperación de las concesiones salariales y de beneficios que la patronal les arrancó en 1993, cuando, bajo la amenaza de despido, los sindicatos aceptaron una reducción salarial del 15% por un plazo de 39 meses. Sesenta meses más tarde, la empresa ya ha tenido cuatro años consecutivos de beneficios récord, pero los trabajadores no han visto un dólar de aumento.


Además de un aumento salarial del 15%, los pilotos reclaman garantía de empleo, de salarios y de beneficios y rechazan la política de utilización de compañías subordinadas (que emplean pilotos peor pagos) para los viajes de corta distancia. Este es el otro punto clave de la huelga: el rechazo a los despidos, la flexibilización y la descalificación.


Una victoria de los pilotos en estas dos cuestiones claves representaría un gran fortalecimiento para todo el movimiento obrero.


Una “huelga impensable” y un “presidente débil”


En casi una década, la concentración de la industria ha dejado a muchas grandes ciudades y regiones bajo el monopolio de alguna de las grandes compañías. Por eso la huelga es devastadora en estados claves como Michigan (donde está radicada la industria automotriz), Minnesota y Wisconsin. De aquí que la patronal esperara que Clinton interviniera para anularla como lo hizo en 1997 con la huelga de los pilotos de la American Airlines.


Sin embargo, se ve impedido de intervenir porque está “políticamente debilitado”, dice la prensa.


La huelga de la Northwest es un retrato vivo de la situación política en los Estados Unidos porque muestra cómo se van concatenando, entrelazando y reforzando sus distintos elementos —la crisis económica, la crisis política y el reanimamiento del movimiento obrero.