Francia

París: reprimen la manifestación en solidaridad con Palestina

El gobierno no había autorizado la movilización en la capital francesa.

Corresponsal desde París, 16 de marzo del 2021.

El sábado 15 se realizaron manifestaciones en diversas ciudades del mundo en solidaridad con el pueblo palestino y en repudio a la agresión criminal del Estado sionista y del imperialismo. Fueron llamadas inicialmente para conmemorar la tragedia de la Nakba en 1948, que consistió en la expulsión militar de 800.000 palestinos de sus tierras y sus hogares para constituir el Estado de Israel -un enclave colonial, militar, represivo y de apartheid desde su primer momento. En Paris el gobierno no autorizó la movilización y miles de policías reprimieron a los manifestantes, mientras decenas de miles de manifestantes marchaban en todo el país.

El ministro de Interior, Gerard Darmanin, solicitó el jueves al prefecto de policía de la ciudad de París que no diera el permiso de manifestación a las organizaciones de solidaridad con Palestina. El pretexto que utilizó fue ridículo y extremadamente provocador: alegó que en 2014 en una manifestación similar se escucharon consignas antisemitas, lo cual era ilegal en Francia. La Justicia Administrativa y el Consejo de Estado no aceptaron las acciones que reclamaban la nulidad de la decisión gubernamental.

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Los miles de jóvenes y militantes que trataron de manifestar en París se vieron enfrentados por una presencia de 4.000 policías con uniformes y medios de combate que controlaban todo el norte de la ciudad. La policía impidió que los “chalecos amarillos” que manifiestan tradicionalmente los sábados en Barbés se sumaran a los grupos de manifestantes. La movilización fue llamada, a pesar de la prohibición gubernamental, por una treintena de organizaciones, entre ellas el NPA, la CGT del barrio, la central sindical Solidaires, la Unión de Estudiantes judíos y la Unión Judío-Francesa por la Paz, ATTAC y diversos movimientos altermundialistas, los agrupamientos palestinos de los barrios y otras. El grupo parlamentario de La France Insoumise decidió no participar en París sino solo en las ciudades provinciales con manifestaciones autorizadas.

Los miles presentes fueron enfrentados con cañones de agua y gases lacrimógenos. Ante la evidencia de una represión brutal y la imposibilidad de transitar, se sumaron jóvenes, hombres y mujeres de los barrios junto a militantes políticos y asociativos de izquierda, en general de la “izquierda anticapitalista”. Hubo manifestaciones en las capitales regionales de todo el país.

Gobierno represor

Darmanin encabeza el ala más derechista del gobierno y sigue directamente las instrucciones del presidente Emmanuel Macron. Es el portavoz de las leyes represivas que fueron sancionadas recientemente por el parlamento y que han hecho de Francia un Estado que ha legalizado las acciones de fuerza contra las movilizaciones populares obreras y juveniles: la policía puede prohibir con cualquier pretexto una movilización y si se efectúa incluso legalmente puede reprimirla con gases y armas letales. Desde 2016 se ha impuesto esta doctrina y Macron la ha consagrado como “ley de la defensa del orden” sobre todo en 2018-2020, con los ataques a los chalecos amarillos y las movilizaciones sindicales contra su política de flexibilización laboral.

Hay que subrayar que este reforzamiento del carácter policial y represivo del Estado bonapartista francés, surgido del golpe “legal” de 1958 y de la Constitución de la V República, se hace en nombre de la lucha contra el terrorismo y el “islamo-gauchismo”. Hay en Francia una política organizada para aislar a los barrios populares y reprimir a sus juventudes, utilizando la xenofobia contra inmigrantes y musulmanes.

La caracterización excluyente, despreciable y segregacionista de “islamo-gauchista” expresa el miedo de la burguesía imperialista francesa a movilizaciones que conjuguen a la población oprimida y juvenil de los barrios con las luchas sindicales del movimiento obrero combativo, las acciones estudiantiles y las movilizaciones democráticas. Las expresiones exacerbadas de la lucha contra el gobierno en las calles, incluido el tema de la crisis climática, se ven todas las semanas. Dispersas, sin coordinación y sin programa político, pueden confluir en un estallido como el de 2018.

En estas semanas, además de las tribunas reaccionarias y golpistas de los militares, se han producido múltiples intervenciones públicas de la policía y sus “sindicatos” reclamando ley dura y pistola fácil contra la juventud de los barrios pobres. Una manifestación policial está prevista para el 19 de mayo, que aspira a reunir decenas de miles de burgueses y pequenoburgueses con miles de policías en las calles de París para denostar a Macron por sus debilidades y exigir un gobierno fuerte. Se estima que el 60% de policías y militares votarán por la derechista Marine Le Pen en las elecciones presidenciales. Todo este movimiento empuja a que este duelo se organice alrededor de una cuestión simple y directa: ¿Quién reprime, encarcela, hiere y mata con más eficacia? ¿La policía del gobierno de Macron o uno de Le Pen ? ¿Quién lleva mejor la guerra imperialista y mortífera “contra el terrorismo” en África?

La jornada combativa de solidaridad internacionalista militante es un paso adelante en el combate de conjunto contra el gobierno de Macron y toda la política represiva.