Piden prisión perpetua para Suarez Mason.

Con un alegato elocuente y emotivo, un fiscal italiano pidió la condena a cadena perpetua “en ausencia” para cinco represores argentinos, entre ellos el jefe del entonces Primer Cuerpo del Ejército con jurisdicción sobre toda provincia de Buenos Aires, el genocida Suárez Masón.


Para fundamentar su pedido, el fiscal denunció las atrocidades del “Proceso” y sus 365 campos de detención, los secuestros, las torturas, los asesinatos y el robo de bebés, comparando a Suárez Masón con Hitler.


El propio fiscal, sin embargo, es consciente de las limitaciones del  juicio: descartó la posibilidad de que alguno de estos asesinos vaya preso. Por eso reclamó que se saquen solicitadas en la Argentina e Italia para que la condena tenga, por lo menos, un valor “testimonial”.


Este juicio “testimonial” en Italia se enmarca en una serie de medidas que, en nombre de la “memoria”, pretenden dar por cerrado el expediente de los desaparecidos y sentar la ficción de una “justicia internacional” que defiende los derechos humanos.


Pero las potencias que hoy se presentan como ejemplo de esa “justicia internacional” (Italia, Francia, España) no sólo estuvieron en la primera fila del apoyo imperialista a los dictadores argentinos, sino que ahora están detrás de la “democracia” que indulta y amnistía a los genocidas. Cuando los tuvieron en sus manos, como a Pinochet en Gran Bretaña o a Olivera en Italia, los dejaron en libertad.


El auténtico castigo a los genocidas de la dictadura es incompatible con la justicia capitalista, sea nacional o internacional.