“Polvorín social” y político

Desde el 1° de octubre los docentes chilenos están en huelga general por aumento salarial y contra la aplicación de la ‘‘reforma educativa’. El viernes 11 -informa El Mercurio- “casi 25 mil profesores de todo el país se concentraron en el Parque O’Higgins para rechazar la oferta oficial y reivindicar sus demandas económicas, al tiempo que ratifica­ron la paralización de actividades” (12/10). El gobierno reconoce que el paro tiene en todo el país “un promedio de adhesión cercano al 80%” (ídem 13/ 10).


La huelga ha dividido al gobierno y a los partidos de la ‘Concertación’ que lo sostienen (Democracia Cristiana, Par­tido Socialista y otros partidos meno­res). Así, a pesar de la ´rigidez’ presu­puestaria “el presidente de la DC, Alejandro Foxley, dio a entender que posiblemente el gobierno des­tine mayores recursos a la solución del conflicto” (ídem, 12/10).


Freí, que partía para Europa al día siguiente de la movilización, dio “una señal de flexibilidad” y aceptó volver a discutir con el gremio en lucha, ofre­ciendo “transar en una cifra inter­media” (ídem, 11 y 12/10). La prensa capitalista ha interpretado esto como una nueva manifestación de que ti go­bierno “cede” ante la beligerancia po­pular, “como lo ha hecho en otros conflictos como el del carbón” (ídem, 13/10).


La preocupación de la burguesía está dada porque la lucha docente em­palmaría, el lunes 14, con el inicio de una huelga de los trabajadores del transporte de carga y pasajeros “que tendrá un carácter indefinido”, por “un sueldo fijo, jornadas do trabajo normales y el término de la acumu­lación de infracciones que llevan a la suspensión de las licencias de conducir” (ídem, 13/10). Además, están el lucha “los empleados de los consultorios médicos” y “los empleados municipales, todos los cuales tienen anunciados paros para octubre” (Rio Negro, 11/10). A su vez “el colegio de Profesores recibió el respaldo de la directiva del Colegio Médico” (El Mercurio, 12/10)


“Agravando la crisis laboral -informa Rio Negro, 11/10- la Central Única de Trabajadores (CUT), liderada por el oficialista Roberto Alarcón, amenazo al gobierno con un paro nacional de los 350.000 trabajadores estatales”. La conducta de esta burocracia es todo un síntoma de la situación política. Lo es también, la de la conducción del Colegio de profesores –gremio docente-, que después de la movilización llamo al gobierno “a la búsqueda de una solución por cuanto apostar el desgaste del movimiento podría resultar riesgoso para la autoridad” (El Mercurio 12/10)


La situación chilena, como se ve, tiene muchos puntos de contacto con la argentina, especialmente en los que hace a las reivindicaciones por las que luchamos ambos pueblos.


Aunque los Chacho Álvarez y Mary Sánchez ensalzan el ´modelo´ trasandino, Chile “está sentado sobre un volátil polvorín social descompuesto por cuatro millones de pobres (un tercio del país) una población sobre endeudada que debe hasta cuatro veces sus ingresos” (lo dice “Roberto Urmeneta, uno de los directores del prestigioso Programa de Economía del Trabajo, de filiación oficialista”, Rio Negro, 11/10)


Según este ´oficialista´, Chile se ha convertido “en el país más injusto de Latinoamérica, por sobre Brasil” (Ídem)