Por un Congreso extraordinario de Refundación Comunista

Carta a los firmantes del llamamiento contra un acuerdo de gobierno PCR-Olivo

Queridos compañeras y compañeros:


Nuestro llamamiento común por un Congreso extraordinario del Partido de la Refundación Comunista (PRC) contra la perspectiva de un gobierno PRC-Olivo registra una adhesión creciente en las filas de nuestro partido, transgrediendo la vieja separación congresal entre compañeros de la primera y la segunda moción. Es un hecho importante que reclama una reflexión abierta sobre las razones y las perspectivas de nuestra iniciativa.


El primer motivo de la respuesta obtenida es de carácter estrictamente democrático. El giro gubernamental emprendido por la Secretaría nacional de nuestro partido aparece ante cada vez más sectores del PRC como lo que es: un giro carente de todo mandato de parte de los militantes y los afiliados. La línea del V Congreso era formalmente celebrada como la línea del "giro a la izquierda", de la ruptura con el "governismo", de la primacía del movimiento y de la lucha: el actual giro a la derecha hacia el retorno al gobierno con la centroizquierda traiciona clamorosamente esa representación, generando una diferencia entre el pulso del partido y la línea de la Secretaría nacional como no se había registrado en diez años. (…)


La perspectiva emprendida de un gobierno PRC-Olivo se confirma otra vez más como carente de cualquier principio de clase. Cualquier argumento utilizado para justificarla queda reducido a cenizas, vuelta a vuelta, ante la experiencia impiadosa de los hechos.


En la (reunión de la) Dirección nacional de septiembre, la Secretaría había audazmente teorizado que "el Olivo ha cambiado" con referencia a su presunto desplazamiento "a la izquierda". Pero pocos días después, el anuncio público de la Margarita y de la mayoría de la DS acerca de la propia disponibilidad a negociar con el gobierno la contrarreforma de las jubilaciones pulverizó la credibilidad ya escasa de esa tesis.


En noviembre, el CPN concluyó con el relanzamiento formal de "un empeño de cambiar el eje programático" del Olivo (al punto de definir "minimalista" la propia solicitud, planteada por algunos, de fijar objetivos simples "irrenunciables" en la negociación) cuando irrumpe el manifiesto programático de Romano Prodi, cuyo eje de conjunto pone cabeza abajo y niega en todo terreno las propias razones sociales y políticas más elementales del PRC: exalta a Europa como "potencia", alaba a la Otan, reivindica el crecimiento del gasto militar, exalta los bombardeos antiserbios como ejemplo de virtuosa concertación multilateral de la política mundial, reivindica en el plano interno el bipartidismo y la concertación, anuncia nuevas intervenciones estructurales en la previsión social pública, sostiene el "empleo flexible" y el relanzamiento de las privatizaciones.


Se podría proseguir un largo rato. (…)


Este mismo hecho esclarece, entonces, una vez más, la enormidad del giro emprendido por Bertinotti. No se trata simplemente de un "error". Se trata de la perspectiva de una inserción profunda en la alternancia de gobierno de las clases dominantes. (…)


En pocos meses, el partido ha adherido a la manifestación de unidad nacional en Florencia contra el terrorismo (impulsada por Berlusconi), después de que fuera justamente rechazada por todas las fuerzas de izquierda del movimiento. Ha expresado públicamente "solidaridad" al Comando del arma de Carabineros después de los hechos de Nassiriya, renunciando a reclamar la dimisión del gobierno, a denunciar los intereses del imperialismo italiano, y poniendo en segundo plano la propia reivindicación del retiro inmediato e incondicional de las tropas. Adhirió al proyecto Amato en materia de reforma institucional, sosteniendo el reforzamiento ("moderado") de los poderes del primer ministro en el marco de una rendición definitiva al sistema mayoritario. Ha dejado de lado toda crítica pública a la burocracia dirigente de los sindicatos, incluso en el momento en que la CGIL-CSIL-UIL le regala un mes de tregua a Berlusconi y abre, de hecho, una negociación sobre las jubilaciones. Ha apoyado públicamente la "paz de Ginebra" sobre Palestina, en compañía de todo el Olivo (e incluso… de Powell), en contraposición a toda la izquierda radical palestina, que justamente rechaza toda hipótesis de cancelación del derecho al retorno para millones de refugiados. Finalmente, ha relanzado con nuevo énfasis y en la forma más integrista la ideología identitaria de la "no violencia", no sólo removiendo en el plano del análisis la centralidad de la dominación imperialista en el mundo, sino también negando de hecho el derecho a la autodefensa, a la resistencia, a la sublevación del pueblo oprimido contra esa dominación (que es algo muy distinto de la denuncia del terrorismo fundamentalista). (…)


Ahora bien: una vuelta al gobierno del PRC, bajo el comando de los custodios de la Europa capitalista, representará una escisión irreparable con ese patrimonio común de militancia, de sacrificios, de energía que conjuntamente hemos derrochado con la mayor generosidad. Esto no debe suceder.


Y más aún no debe suceder en relación al movimiento y a las perspectivas de la lucha de clases. Si el centro del Olivo se regocija por el giro gubernamental del PRC es porque quiere privar al movimiento de toda referencia de oposición de clase. Y porque quiere que las propias políticas de rigor antiobrero y filoimperialista puedan desplegarse, sin oposición, en un cuadro de gobernabilidad y de pacífica concertación. Y porque quiere utilizar a los ministros del PRC como amortiguadores sociales y políticos, en un cuadro de corresponsabilidad vinculante. (…)


Por esto es necesario que nuestra batalla por salvar al PRC como partido de oposición se refuerce y más tarde se extienda. Y se conjuga con la batalla más general por la independencia política del movimiento obrero y de los movimientos de masas respecto de un eventual gobierno del Olivo. Por esto, creo que el llamamiento interno por el Congreso extraordinario de nuestro partido y el llamamiento público por la autonomía de los movimientos del centro del Olivo deben marchar paso a paso y alimentarse recíprocamente.


"Echar a Berlusconi, sí; gobernar con el Olivo, no": es una consigna que está creciendo en influencia y en impacto, dentro y fuera del partido, en un vasto sector de la vanguardia. Plantea con simplicidad a todos los comunistas y a todos los protagonistas de dos años de lucha, a todas sus organizaciones y representantes, la auténtica alternativa de fondo: o la unidad de los trabajadores y de los movimientos contra la clase dominante, o la unidad con la clase dominante contra los trabajadores y los movimientos. Una oposición de masas por una alternativa de sociedad, o una alternancia de gobierno de esta sociedad para liquidar la oposición de masas.


Al final, ciertamente, haremos juntos un balance. Un balance de verdad, conclusivo y coherente. Un balance que será trazado por la evolución política italiana. No, por lo tanto, de la obtención o no del Congreso extraordinario, ni, en sí, de un futuro porcentaje congresal de nuestras razones, ni, en cuanto tal, de un acuerdo político PRC-Olivo, por otra parte ya existente. Sino de un hecho material irrevocable: de la permanencia del partido en la oposición o de su ingreso autodestructivo en el gobierno de la próxima legislatura. Esta es la línea de demarcación. Todos nosotros partimos, creo, de una convicción común y comprometida: ningún gobierno de la burguesía italiana será privado de una oposición de clase y comunista.


20 de diciembre de 2003


(*) Marco Ferrando es dirigente de la Asociación Marxista Revolucionaria Proyecto Comunista, minoría de izquierda del Partido de la Refundación Comunista (Italia) e integrante del Movimiento por la Refundación de la IV Internacional.