Internacionales
7/11/1996|518
Prefiere los simios a Robespierre
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Apenas un mes antes de su admisión de las teorías de Darwin como “algo más que una hipótesis seria”, el Papa Wojtyla realizó una visita a Francia donde exaltó a los que llamó los “mártires” católicos que lucharon contra la Revolución Francesa de 1789. No dejó de ser un acto osado de parte del polaco, si se tiene en cuenta que aun el Estado conservador y contrarrevolucionario actual de Francia se considera constitucionalmente heredero de aquella revolución. El Papa reivindicó la Vendée, un levantamiento contrarrevolucionario que tuvo lugar entre 1793 y 1795, dirigido por la nobleza local y el llamado clero refractario, que pretendía en definitiva restablecer los derechos leúdales, la soberanía real y, por sobre lodo, restituir a la Iglesia los bienes y tierras que le había confiscado la burguesía de la época.
Es decir que el Papa puede admitir que el hombre descienda de un proceso de selección natural, pero de ningún modo puede tolerar las grandes conquistas de la civilización moderna contra la sujeción personal y el oscurantismo, que son también el resultado de una selección, en este caso histórica, de contenido social y revolucionario, que tuvo por escenario u Francia y u Europa, entre 1789 y 1794.
La enseñanza que surge de esta dualidad vaticana es muy clara: no puede luchar en dos frentes a la vez. Para someter la creación científica a los moldes del clericalismo, necesita vencer primero a la lucha de las masas, que reivindican los progresos de la ciencia para desarrollar su libertad social y personal. Las posibilidades que los métodos anti-conceptivos ofrecen para la libertad social de la mujer o que el desarrollo de la ecología ofrece para planificar un desarrollo social antagónico a la lógica destructiva del capitalismo, no pueden ser combatidos negando dogmáticamente a la ciencia, sino derrotando la lucha emancipadora de las más amplias masas sin distinción. La contrarrevolución política debe precederá la cultural, y sólo entonces volver a tratar a la ciencia con los métodos de la Inquisición.