Protectorado de la OTAN

Un acuerdo de último minuto alejó, por el momento, las amenazas de la Otan de bombardear Serbia. Las tropas serbias se retiran parcialmente de Kosovo y se despliegan allí 2.000 observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE). La Otan también ha recibido del gobierno serbio la autorización para sobrevolar Kosovo (y la propia Yugoslavia); “la custodia de la ley y el orden” queda en manos de las tropas serbias.


El acuerdo no dice una sola palabra acerca del futuro status político de Kosovo. Según un especialista en los Balcanes, “las propuestas de autonomía presentadas por Washington ofrecen a Kosovo menos autonomía que la que tenía bajo la Constitución de Tito (en la disuelta Federación Yugoslava). El plan norteamericano equivale a una forma de apartheid institucionalizado, parecido al impuesto en Bosnia, que daría a los serbios el derecho a veto sobre las medidas que ellos considerasen una amenaza a sus ‘intereses nacionales’. Y la policía yugoslava tendría el poder de someter a los kosovares a sus bien conocidos métodos de vigilancia comunitaria, también reconocidos como de ‘tolerancia cero’” (The Guardian, 9/10).


El acuerdo Hoolbroke-Milosevic termina de convertir a los Balcanes en un protectorado de la Otan, es decir, de los norteamericanos. La Otan tiene emplazados más de 30.000 hombres en Bosnia, “también está jugando un papel crecientemente importante en el sostenimiento de las frágiles instituciones de Albania y juega un papel clave de apoyo, también, en Macedonia, que enfrenta crecientes tensiones étnicas con su población mayoritariamente albanesa”. Los 2.000 observadores ‘civiles’ que, según el acuerdo, se desplazarán en Kosovo serán ” personal militar bien entrenado que vestirá ropas civiles” (The New York Times, 14/10); “la Otan se ha convertido en el sheriff en el salvaje Sudoeste de Europa (o) en la principal fuerza organizadora de toda la región” (ídem).


La presencia de las tropas de la Otan está enderezada a mantener en pie las fronteras, las divisiones entre los pueblos y a los dictadorzuelos de las distintas‘repúblicas’. Es decir, a mantener vivas las semillas de nuevas guerras y masacres contra los pueblos balcánicos. El acuerdo ha servido, también, para darle aire al sanguinario régimen de Milosevic. En los días previos al acuerdo, cuando se temían los bombardeos de la Otan, se vivía en Serbia un clima de”caos creciente” (Financial Times, 8/10): “la defensa civil prácticamente no existe” (Corriere della Sera, 13/10), los refugios antiaéreos están cerrados o han sido convertidos en bares, discotecas o prostíbulos.


El cuadro de derrumbe económico y social de Serbia –con millones de desocupados, atrasos de varios meses en el pago de salarios y jubilaciones y creciente penuria de los artículos de primera necesidad– hace temer a un antiguo hombre de confianza de Milosevic “una explosión social contra la oligarquía que tiene el poder” (Financial Times, 8/10) en Yugoslavia y en todos los Balcanes.