Protestas en todo el mundo

La invasión sionista sobre Gaza profundizó las movilizaciones de repudio contra la masacre en todo el mundo, en primer lugar en el mundo árabe. En contraste, las contramanifestaciones sionistas han sido marginales. El 25 de julio, coincidiendo con el fin del Ramadán, hubo manifestaciones en Indonesia, Pakistán, Yemen, Líbano, Bahrein y Nigeria. El caso más resonante, sin embargo, es Irán, donde las protestas abarcaron más de 770 ciudades y pueblos, e involucraron a cientos de miles de personas. La complicidad con el sionismo hace doblemente impopular a la dictadura militar egipcia: el aumento del precio de los combustibles provocó piquetes y marchas en los suburbios de El Cairo y en los plebeyos distritos de Imbaba y Ain Shams el 25. La simpatía con la causa palestina se expresa en la recolección de donaciones para los pobladores de Gaza. El régimen apela a la represión y sabe que una nueva irrupción de las masas egipcias alteraría todo el cuadro político regional y pondría en aprietos al sionismo. Aunque pequeñas, también se desarrollan -bajo una enorme presión- protestas en Israel: 7.000 se movilizaron el 26 de julio.

El otro punto destacado de las protestas es Europa. En Londres hubo decenas de miles, mientras que una ola de protestas envolvió varias ciudades alemanas. Pese a que algunas fueron prohibidas por el gobierno, en Francia hubo grandes marchas. La más destacada fue convocada en París por organizaciones obreras y reunió 25 mil asistentes. En Lyon marcharon 10 mil personas. Con mayor o menor afluencia, hubo protestas en las principales ciudades europeas, así como de Latinoamérica.

Más de 5 mil personas participaron en Buenos Aires de una movilización desde la Cancillería hasta la Embajada de Israel. Impulsada por el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino, la convocatoria tuvo como ejes el repudio a la invasión sionista y el reclamo al Ministerio de Relaciones Exteriores del retiro del embajador argentino en Israel y la suspensión del tratado de libre comercio Mercosur-Israel, entre otras medidas. La Cancillería fue elegida como punto de partida horas después de que se conociera el comunicado del gobierno argentino, firmado por Héctor Timerman, que equipara -en la línea del imperialismo yanqui y la Unión Europea- el genocidio sionista y la resistencia palestina, el cual causó un gran malestar en la comunidad árabe en general.

Aquello de “apoyar lo bueno y criticar lo malo” quedó en el olvido para las fuerzas kirchneristas, que intentaron boicotear la convocatoria en la Cancillería, y hasta se opusieron a reclamar la ruptura de relaciones comerciales con el sionismo. Fracasada su tentativa, el PC y Miles (D’Elía) desertaron de la Cancillería y apenas aportaron una raquítica presencia frente a la embajada. El éxito de la jornada radicó, en cambio, en la importante movilización de la comunidad palestina y árabe, y de la izquierda. Las fuerzas del Frente de Izquierda aportaron una numerosa columna.