“Puede ocurrir una profunda crisis política dentro del chavismo”

Este artículo fue extraído de Prensa de Frente

“La unificación del MVR, PPT, Podemos, PCV y demás tendencias socialdemócratas y leninistas en un solo partido generaría un cataclismo político de grandes dimensiones, pues durante ocho años el actual Estado bolivariano se ha construido sobre la base del reparto de cuotas de poder entre estos partidos, y entre las tendencias internas de dichos partidos. Modificar esta forma de actuar del chavismo oficial colapsaría a casi toda la administración pública. ¿Por qué razón? Porque difícilmente quienes tienen espacios de control burocrático los van a ceder por las buenas. Se ha construido toda una red clientelar a nivel nacional, de repartidera de cargos, dádivas y contratos, de enriquecimiento fácil y vertiginoso para algunos, que difícilmente vaya a desaparecer porque Chávez lo ordene.

 

 

“En épocas recientes, hemos observado cómo estos grupos burocráticos han ampliado progresivamente su control a más y más instituciones. Las persecuciones contra los revolucionarios honestos están a la orden del día en todas partes, desde PDVSA y Corpozulia hasta la alcaldía más pequeña y remota. Las constantes purgas contra los verdaderos revolucionarios han ido dejando vacío de contenido al Estado bolivariano. Quienes se han mantenido en puestos de la administración pública es porque están en cargos muy secundarios que no deciden sobre cuestiones de relevancia, o porque se han doblegado a las presiones y han adoptado el estilo arribista, jalabolista, sumiso y obediente de todo burócrata que pone su cargo primero que su honorabilidad y sus ideales (con las excepciones del caso, que abundan, aunque sean minoría).

 

 

“Es prácticamente imposible que los actuales dirigentes del chavismo oficial se puedan poner de acuerdo siquiera sobre cómo organizar el fulano congreso ideológico que permitiría el nacimiento del partido único (o de nuevas formas organizativas para hacer avanzar la revolución). La pelea será realmente encarnizada, no en las definiciones del temario y de las cuestiones ideológicas, sino en lo que ellos hacen cotidianamente: el reparto de cargos. Difícilmente se lograrán acuerdos en cuanto a los mecanismos de selección de los delegados a dicho congreso, y más difícil aún, en la forma de escogencia de los directivos del nuevo partido socialista. En este debate podemos estar años, tal vez décadas, y jamás habrá acuerdos.

 

 

“Sólo podrá avanzarse si se adoptan medidas drásticas, como la separación de sus cargos de toda la dirigencia de los principales partidos, sobre todo la del MVR, y que sean nuevos personajes quienes asuman el debate sobre el partido único. Obviadamente, nada se habrá hecho si quienes sustituyan a los dirigentes actuales sean simplemente personajes cooptados por ellos mismos. Las mafias burocráticas actuales tratarán de prolongar su reinado utilizando caras poco conocidas, pero fieles a las mismas prácticas nefastas del clientelismo y la corrupción. Será necesario buscar en las organizaciones populares de base a los cuadros que asuman este debate, los cuales por cierto abundan, con experiencia política y formación teórica que supera con creces la de cualquier diputado, alcalde o gobernador chavista”.

 

 

En otra parte, el autor señala:

 

 

“Es cierto que la gran mayoría de las organizaciones políticas existentes son producto del afán burocrático por alcanzar cuotas de poder dentro del Estado. No se diferencian unas de otras en cuanto a programas políticos, y la mayoría responden a liderazgos personales. Es lógico pensar que todo ese chiripero de burócratas y de aspirantes a burócratas se debieran unificar en un solo partido, cuyo programa sería acorde a los postulados de la socialdemocracia. De hecho, nuestros partidos ‘emblemáticos’ de la revolución, el MVR, Podemos, el PPT, se comportan como partidos socialdemócratas, sus programas políticos no tienen diferencias y no proponen nada que supere al liberalismo burgués más avanzado. Es más, pocas veces actúan en base a sus programas políticos, si es que los tienen, sino en base al más pragmático interés de ocasión. Pero organizar un gran partido socialdemócrata, por medio de la unificación de todos los partidos chavistas que se parecen entre sí, no resolvería nada en cuanto a los problemas de ejecución que viene presentando la obra de gobierno del presidente Chávez. Sería construir una nueva Acción Democrática, sin las virtudes que dicho partido tuvo en sus orígenes, y con la potenciación extrema de los vicios que condujeron a AD a la debacle histórica que hemos presenciado en las dos últimas décadas.

 

 

“Existen además otros partidos con programas algo distintos a la socialdemocracia tradicional. Nos referimos a los denominados ‘marxista-leninistas’, como el PCV, la Liga Socialista y el PRS (es decir, la variante trotskista del leninismo). Unificarlos junto a los socialdemócratas sería construir un arroz con mango, un saco de gatos, del cual no se sabría el resultado. Por ejemplo, los amigos del PCF, junto a la influencia cubana, han promovido purgas y persecuciones contra sectores revolucionarios bolivarianos, apelando al expediente de descalificarlos como ‘trotskistas’. Personalmente me anoto en primera fila para ver cómo se piensan unificar estas dos tendencias abiertamente contrapuestas (que por cierto son diferencias sutiles y que responden a realidades históricas que quedaron atrás, en la década de los ‘30 del siglo XX).

 

 

“El expediente del ‘trotskismo’ y del ‘ultraizquierdismo’ le ha servido también a la burocracia para perseguir y excluir de la administración pública y de las organizaciones sociales a quienes mantienen posiciones críticas ante el burocratismo y la corrupción. Un buen ejemplo de ello lo es la lucha a lo interno de la Unión Nacional de Trabajadores, en donde las mafias burocráticas de los partidos chavistas han movido cielo y tierra para impedir que los genuinos líderes obreros encabecen la UNT, afincándose en sus influencias gubernamentales y levantando todo tipo de intrigas y calumnias.”