Rebelión docente en Francia

El retorno a clases en Francia está resultando más que ‘movido’. El 10 de septiembre, masiva huelga nacional de los profesores de las escuelas preparatorias; el 18, gran huelga nacional de los trabajadores no docentes (administrativos, técnicos, obreros de servicios) de la educación secundaria; para el 24, está anunciada una huelga nacional de los profesores secundarios. En numerosas escuelas primarias, en particular en el interior, hubo movilizaciones de padres y ocupaciones de colegios contra la fusión y supresión de grados.


El gobierno socialista-comunista dictó un decreto reduciendo en un 17% el pago de las ‘horas suplementarias’ en la educación secundaria. Estas horas, que son obligatorias, son aquellas en las que el profesor no se encuentra frente al aula. Como estas ‘horas suplementarias’ no son tomadas en cuenta para el cálculo de las jubilaciones o de las licencias por enfermedad o maternidad, durante años se las usó en reemplazo de los aumentos salariales; por eso, en algunos casos, los docentes cobran por las ‘suplementarias’ hasta el 150% de su salario de base (Le Monde, 12/9).


El ‘gobierno de la izquierda plural’ pretende que la rebaja a los maestros permita financiar la creación de 40.000 ‘empleos-jóvenes’ en la educación… es decir de 40.000 profesores y administrativos precarizados y flexibilizados. Precisamente, el explosivo crecimiento de la precarización es otro de los motivos de la rebelión en curso. En 1997, el número de profesores auxiliares (no titularizados) “aumentó el 7,5%” (Le Monde, 19/9). Según denuncia un dirigente sindical de los profesores secundarios, “se desarrolla un nuevo tipo de precarización: los profesores por contrato (que) son los precarios de los precarios” (ídem). En cuanto a los no docentes, existe un verdadero “hartazgo” (Le Monde, 19/9) como consecuencia de la flexibilidad impuesta por la reducción casi a la mitad de los efectivos en los últimos años.


La aplicación de la política centroizquierdista deberá ser especialmente convulsiva en Francia, donde existe una tradición centenaria de educación estatal y laica. Pero, además, como recuerda un profesor, “los docentes son los líderes de la opinión en la izquierda” (Le Monde, 12/9). En otras palabras, la rebelión docente puede ser el anuncio de un choque más general entre el movimiento obrero y el gobierno socialista-comunista.