Referéndum en Ecuador

A pocas horas de finalizado el referéndum impulsado por Rafael Correa para modificar la Constitución aprobada en Ecuador en 2008, el presidente montó un gran festejo, asegurando que más del 60% de los ecuatorianos se había pronunciado a favor de su propuesta. El referendo, el tercero en sus poco más de cuatro años de mandato, establecía diez preguntas que iban desde la reforma judicial hasta la prohibición de las corridas de toros o los juegos de azar. Correa lo evaluó como “un acto de confianza en el presidente” (Telesur).

La oposición denunció enseguida que las cifras dadas por el gobierno diferían de las encuestas y de los resultados de las bocas de urna. El estruendoso festejo del gobierno de a poco fue bajando el tono, así como el margen de diferencia. En oposición a los aspavientos de la televisión pública y de Telesur, Internet se convirtió en la única fuente veraz del conteo. “Se ha cometido un delito, se ha perpetrado el delito de engaño a todos los ecuatorianos. Anoche todos nos fuimos a dormir pensando que el Sí había ganado con el 61%, y hoy nos despertamos con que eso ha sido falso”, denunció Jukui Zaraneo, dirigente del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (Teleamazonas).

Con casi la mitad de las actas con errores de registro y con una diferencia de décimas de punto en algunas preguntas, la Delegación Electoral fue puesta bajo resguardo militar, a cargo de ocho hombres de la Brigada de Artillería Portete. Al cierre de esta edición, los resultados finales aún no se han proclamado y ha comenzado un recuento de votos. Con la mitad de los sufragios escrutados existe una diferencia mínima en las preguntas del referéndum relativas a la reforma judicial y la regulación de la prensa, en las que el No gana por décimas al Sí, según informa el Consejo Nacional Electoral. Lo que se encontraría fuera de duda es que los votos por el No, más los votos blancos y nulos, sumarán más del 50% a nivel nacional, algo que la oposición proclama como un triunfo.

Luego de 24 horas de silencio, Correa aceptó que el conteo rápido del Consejo Electoral marca una diferencia mucho menor a los veinte puntos que anticipó. “Actué seguro en base a esos datos (…) con confianza dijimos este es el margen, celebramos y etc., y bueno, el margen ha sido menor”. Como es su costumbre, aprovechó la oportunidad para endilgar a la izquierda las trabas en el recuento de los votos. “El mayor peligro para el proyecto político era el izquierdismo infantil, el indigenismo infantil y el ecologismo infantil”, aseguró (UV televisión). Correa repite como un loro lo que antes de él ya han dicho los K, el vicepresidente de Bolivia y el jüdenrat Feinmann.

El referéndum

De las diez reformas planteadas en el referéndum, cinco eran de carácter constitucional y cinco político. Entre las primeras, se plantea la sustitución del actual Consejo Judicial (una suerte de Consejo de la Magistratura) por una comisión técnica integrada por tres delegados designados por el Ejecutivo, la Asamblea Nacional y la Función de Transparencia y Control Social (los tres responden al presidente). También plantea impedir la caducidad de la prisión preventiva, hoy establecida en un año. Con esto, el Estado se garantiza, sin necesidad de juicio o condena, la prisión provisional indefinida de “sospechosos”, en un país donde existen más de 200 luchadores populares acusados bajo la figura de “terroristas”. La acusación de que Correa pretende un mayor control de la Justicia para convertirla en instrumento de criminalización de las luchas sociales, afectando la libertad de pensamiento y expresión, y para garantizar el encubrimiento de la corrupción del actual régimen, fue el eje de la denuncia de todos los sectores que se opusieron al referéndum, de derecha y de izquierda.

El otro tema, de mayor polémica, ha sido el de formar un comité de vigilancia sobre los contenidos de los medios de comunicación. El embajador de Ecuador en España, Galo Chiriboga, señaló horas previas al referéndum que no hay que permitir “que en una democracia un infundio se difunda por la prensa” (El País, 5/5).

Tanto la intención de reformar el sistema judicial como las intervenciones planteadas respecto de la libertad de prensa, coinciden justo con una serie de demandas judiciales del propio Correa contra medios como el diario El Universo de Guayaquil, y contra periodistas que han revelado casos de corrupción en el gobierno -sobre todo los contratos millonarios adjudicados al hermano del presidente, Fabricio Correa, quien se retiró del gobierno cuando apareció esta denuncia en 2009. Desde entonces, Fabricio Correa se ha convertido en uno de los principales opositores del mandatario, con quien podría enfrentarse en las elecciones presidenciales de 2013. Fabricio tomó gran protagonismo durante la campaña para el referéndum por un video difundido en YouTube con el lema “Esta vez no, Naño (hermano)”.

Las críticas al proyecto provinieron tanto de diversas organizaciones populares como de antiguos ideólogos de la “revolución ciudadana” y reconocidas figuras determinantes para el régimen. Bajo el lema “Esta vez no”, se juntaron organizaciones de las más diversas y hasta antagónicas, algo que ocurre regularmente en los regímenes plebiscitarios, que no admiten otras alternativas que el Sí y el No.
Gustavo Larrea, ex ministro de Gobierno, coordinó la campaña “Esta vez No”, y aseguró que este referéndum violaba las libertades individuales e implicaba “prohibiciones a las libertades ciudadanas”, y que “atenta contra la libertad de expresión, los derechos humanos y la presunción de inocencia”.

El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Marlon Santi, denunció que “ya no queremos más presos, más persecución. Nuestro compañero dirigente estudiantil (Marcelo Rivera, presidente de la Federación Universitaria de Ecuador) está en la cárcel, también José Acacho, son 189 dirigentes perseguidos”.

Rafael Antuni, coordinador nacional de Pachakutik, afirmó que “el Presidente camina en contra de la construcción del Estado plurinacional e intercultural, al continuar sosteniendo el mismo Estado capitalista que los gobiernos de la derecha han mantenido desde hace 200 años. Pretenden convencernos de que nombrando jueces gobiernistas la Justicia va a cambiar, pero ellos mismos prorrogaron las funciones de quienes llaman jueces corruptos. Detrás de la pantalla de la revolución ciudadana gobiernan los neoliberales”.

El bonapartismo y las elecciones

Con este referéndum, ya suman ocho los actos electorales realizados por el gobierno de Correa en lo que va de su mandato.

Lejos de apoyarse en la organización de los trabajadores para impulsar procesos de transformación social, los gobiernos de características bonapartistas refuerzan su arbitraje a través de procesos electorales en los que reafirman su carácter de “imprescindibles”. La lucha por construir alternativas políticas a dichos regímenes no puede omitir, en este período, las batallas electorales, como instancias para amplificar la agitación política cotidiana, la delimitación con el nacionalismo burgués, la propaganda y el reclutamiento socialista.