Los empleados de Air France-KLM, una de las aerolíneas más grandes de Europa que transporta decenas de millones de pasajeros en todo el mundo cada año, se encuentran en huelga (con el de mañana totalizará 15 días de paros), coincidiendo con la rebelión de los ferroviarios, en reclamo por aumento salarial y por la defensa de su convenio colectivo. 

El pasado 1 de febrero, la aerolínea había firmado un acuerdo de negociaciones anuales obligatorias (NAO) con dos sindicatos, donde se comprometía a otorgar un incremento del 1 por ciento, pagado en dos partes: 0,6 por ciento en abril y 0,4 por ciento en octubre. Sin embargo, el Sindicato Nacional de Pilotos de Línea (SNPL) se opuso y empezó una serie de paros y movilizaciones, reclamando el 6 por ciento para el año 2018 y caracterizó al ofrecimiento como una “limosna”, ya que el incremento anunciado "no podrá compensar el aumento del coste de la vida (tampoco) recuperar los salarios congelados desde 2011" (Telesur, 11/4). En España, mientras tanto, también han desarrollado cuatro paros los trabajadores de la empresa low cost Vueling.

Hace una semana la aerolínea francesa-holandesa desafió a los gremios y organizó una “consulta” entre los trabajadores para demostrar que estos acordaban con la aceptación de una propuesta de aumento salarial del 7% para los próximos cuatros años, es decir un 1,75 por ciento anual. El viernes 4, se conoció el resultado: la oferta fue rechazada por el 55 por ciento de los trabajadores, con una participación del 80% de los 46.771 empleados que tiene la aerolínea. 

Jean-Marc Janaillac, presidente ejecutivo de la empresa, ya había anunciado a los medios que de no tener un respaldo entre los trabajadores renunciaría. Su renuncia derivó en una caída de la compañía en la bolsa. Otro derrotado fue la burocracia del CFDT, el sindicato que más afiliados tiene entre el personal de tierra de Air France. La organización se opone a la huelga y su principal dirigente, Laurent Berger, llamó a votar a favor de la propuesta de la patronal para ponerle fin a un conflicto que “tiene a todo el mundo de rehén”.

 

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