Resistencia y represión

El miércoles 23 por la tarde, al cierre de esta edición, una marcha multitudinaria que cubría casi dos kilómetros desafiaba el toque de queda en las calles de Tegucigalpa. La manifestación “partió desde la Universidad Pedagógica, al este de la capital, y se dirigió hacia la sede de las Naciones Unidas, en la parte céntrica de la ciudad” (El Comercio, 23/9).

El dirigente campesino Rafael Alegría, del Frente Nacional contra el Golpe, indicó que los manifestantes eran casi en su totalidad habitantes de Tegucigalpa, puesto que los bloqueos militares impiden por ahora que quienes llegan desde el interior ingresen en la capital. Es el caso, por ejemplo, de los campesinos concentrados en los alrededores de Santa Bárbara, en las afueras de la capital.

Los incidentes producidos en momentos en que la movilización empezaba a desconcentrarse provocaron el primer muerto, que según los informes sería un dirigente sindical. Manuel Zelaya, entrevistado más tarde por la CNN, dijo que los muertos ya eran diez. En algunos barrios, como El Hato, la resistencia organizaba barricadas que la represión no lograba vulnerar.

Al mismo tiempo, el Frente informa que el Canal 36 y Radio Globo están fuera del aire. El gobierno golpista hizo cesar las señales de esas emisoras en momentos en que comenzaba la manifestación. “Ya se congregan miles de personas en la Universidad Pedagógica. La resistencia no se detiene”, decía un comunicado del Frente en ese momento. El mismo comunicado denunciaba la fuerte presencia militar y policial en las calles y el vuelo intimidante de helicópteros de combate.

Al caer la noche, otro comunicado del Frente advertía sobre la posibilidad de una “represión generalizada”, que podría comenzar con un apagón de electricidad, cuando varias zonas de Tegucigalpa y San Pedro Sula ya estaban a oscuras. La resistencia indicaba también una fuerte represión contra manifestantes en la colonia Kennedy, de Tegucigalpa. En esas cuadras el ejército disparaba con munición de plomo, mientras la policía arrojaba bombas de gas lacrimógeno. Paralelamente, las mismas fuentes informaban que algunas subestaciones de policía habían sido tomadas por los manifestantes. Se registraban también fuertes refriegas en los barrios El Bosque, Buenos Aires, El Picachito y otros. Así, “las tomas de carreteras y calles de la capital se mantienen a pesar de la represión”, señalaba otro informe del Frente.

También se registraban choques especialmente violentos en otros barrios de Tegucigalpa: Cerro Grande, Villa Olímpica, Pedregal y otros. Entretanto, centenares de detenidos eran alojados en el estadio de béisbol Chochi Sosa, transformado en un campo de concentración. Por eso, Alegría comparó al gobierno de facto con los métodos usados en Chile por los golpistas de 1973.

También se denunciaba que la policía empezaba a entrar en las casas de dirigentes sindicales y líderes de la resistencia.