Se refuerza el arbitraje de Chávez… y el derrumbe económico

El “paro cívico” convocado para reclamar “la inmediata renuncia de Chávez” fue un fracaso. El comercio paró en un 50%, sólo en las grandes cadenas de supermercados y en las zonas residenciales, también en la educación y en la salud, en particular en los estados gobernados por la oposición. En muchas empresas que pararon, donde existen sindicatos opuestos a la burocracia sindical, los trabajadores se concentraron en las puertas de las empresas exigiendo trabajar.


Los convocantes anunciaron, después de la huelga, que “abandonaban las vías no constitucionales” contra Chávez y que se proponían juntar dos millones de firmas para habilitar los mecanismos constitucionales para la convocatoria a un referéndum sobre el adelantamiento de las elecciones presidenciales.


El referéndum que plantea la oposición deberá pasar varios filtros: primero, la Justicia deberá validar los dos millones de firmas; luego debe ser aprobado por el Parlamento (donde Chávez cuenta con 85 de los 165 legisladores). Difícilmente esto ocurra antes de la convocatoria del referéndum establecido en la Constitución de Chávez.


Un fracaso aún mayor fue la “rebeldía” de un grupo de altos mandos retirados de las fuerzas armadas, que han establecido una “Venezuela liberada” en una plaza de Caracas. Ninguno de ellos tiene mandos de tropas ya que fueron expulsados de las fuerzas armadas por su participación en el golpe de abril. “Las guarniciones con mayor poder de fuego y que controlan la capital, al igual que las poderosas divisiones 3 y 4 del ejército y el batallón de paracaidistas, están en manos de mandos leales a Chávez” (Brecha, 11/10).


Las dificultades de Chávez no parecen, entonces, provenir de la oposición. Después del golpe, Chávez no sólo logró llegar a un acuerdo con la dirección de la petrolera PDVSA (cuya remoción fue la excusa del golpe de abril), regada con “muchas ventajas salariales” (El País, 25/10), sino que, además, estableció un acuerdo con el gobierno de Bush. Un diplomático latinoamericano citado por Brecha (11/10) lo explicó con simpleza: “Washington se cansó de los cantos de sirena y de la irresponsabilidad de militares retirados y dirigentes de la oposición, y ve en Chávez un interlocutor mucho más serio, que le garantiza un normal abastecimiento de petróleo”.


La dificultades de Chávez provienen de las insuperables limitaciones del nacionalismo “bolivariano”, incapaz de detener el derrumbe económico de Venezuela, que ha llevado a una situación desesperante de desempleo y miseria a amplias capas de la población.